Los empresarios y las constructoras aseguran que “recuperaron el control” frente a la “coacción que ejercía el gremio”. Cómo sigue la causa y la disputa por la “herencia”.
En avenida 44 entre 4 y 5, dos cofres vidriados protegen las estatuas de Juan y Eva Perón, ubicadas en la vereda de entrada de la vieja casona donde funcionó la Unión Obrera de la Construcción de La Plata. Las imágenes son el único rastro que queda en la cuadra del “reinado” de Juan Pablo Medina, ex líder del gremio, cuyos seguidores peregrinaban hasta la sede del sindicato y “copaban” el barrio, que hoy recuperó la tranquilidad.
Hace un año, en un enorme operativo de fuerzas federales de seguridad, “Pata” Medina era detenido junto a su esposa, sus hijos e hijastros, su cuñado y los principales colaboradores del gremio, acusado de liderar una asociación ilícita dedicada a extorsionar empresarios de la construcción para que contraten sólo obreros y oficiales afiliados a su gremio, entre otras supuestas exigencias. Además, la Justicia lo puso en la mira por el presunto lavado de dinero a través de un grupo de empresas de catering que las constructoras supuestamente estaban obligadas a contratar.
Aquella tarde del 26 de septiembre de 2016, Medina se atrincheró en la sede del gremio, adonde se habían movilizado centenares de seguidores que cortaron las calles y llamaron a “resistir” cualquier intento de fuerzas de seguridad de ingresar a la casona a detener al “Pata”. Acorralado, el líder sindical se terminó entregando esa noche en su casa de Villa del Plata, Ensenada.
La causa iniciada por el juez federal de Quilmes Luis Armella reflejó lo que la mayoría de los empresarios de la construcción venían denunciando en distintos ámbitos desde mucho tiempo antes de que la Justicia decidiera intervenir. La Uocra platense, bajo la gestión de Medina, era apuntada como un aparato de coacción con una violenta fuerza de choque.
Hoy, la investigación sigue su curso con Medina procesado y detenido en el Penal Federal de Ezeiza, donde también están alojados su hijo Cristian, alias Puly; su cuñado, David García; y parte de sus principales colaboradores en el gremio. En la casa de Villa del Plata donde fue detenido, hoy vive su esposa, Fabiola García, excarcelada con sistema de tobillera electrónica. Otro de sus hijos, Agustín, fue excarcelado por falta de mérito.
A un año desde las detenciones que pusieron fin a su liderazgo en el gremio, todos los actores de la construcción en La Plata coinciden en señalar que con la salida de “Pata” Medina y la intervención dispuesta por la Justicia en la figura del “normalizador” del gremio, Carlos Vergara, el panorama en las obras cambió rotundamente.
“Un trabajo que tomaba un mes, en La Plata se hacía en tres. Las obras demoraban lo que ellos querían”.
“Volvió la normalidad”, asegura Alejandro Guanzetti, dueño de un corralón y presidente de Acimco, la asociación que nuclea a los comercios e industrias de materiales de la construcción y protagonista de un recordado enfrentamiento a los gritos con Medina.
“La construcción en La Plata no ha crecido por efecto de la crisis y porque una vez que los inversores migran cuesta traerlo de vuelta”, afirma. “Pero gracias a la intervención volvió la paz y los que están construyendo ya no tienen los problemas que tenían antes”.
“Se presentaban en las obras y decían qué era lo que querían y si el empresario no lo hacía, la cortaban, no dejaban a los obreros trabajar, sacaban la gente y según la presión que quería ejercer, podían llegar a prender fuego la obra. Era así, coacción pura”, agrega Guanzetti, quien asegura que por ese motivo el costo de la construcción “era 30 o 40% más caro en La Plata que en cualquier otra ciudad del país”.
Para Jorge del Río, presidente de la asociación de pymes de la construcción (Apymeco) de La Plata, en el último año “el cambio fue rotundo”.
“Desde 2013 y hasta las detenciones la situación se había vuelvo insostenible. Las empresas habían directamente perdido el control de las obras”, asegura. “Los socios de Apymeco habían dejado de construir en La Plata y se habían ido a otros puntos del país”.
“Te obligaban a despedir a tus empleados y a tomar gente de ellos, que siempre te demoraban las obras. En La Plata, una losa que demoraba un mes, se hacía en tres meses. Ahora se han normalizado los tiempos y los costos”, dice Del Río.
Más allá de los innumerables testimonios que se acumulan, en la actualidad, a un año de las detenciones, la causa parece más encuadrada en la figura de “asociación ilícita” que en la pista por extorsión o coacción agravada.
Fuentes con acceso a la investigación explican que al juez Armella no le fue fácil conseguir testimonios de empresarios que hayan aceptado presentarse y dar testimonio como víctimas de esas supuestas maniobras.
Ahora, la causa está centrada en la figura de una presunta asociación ilícita que Medina habría ejercido como cabeza del gremio, desde donde, según la hipótesis de los investigadores habría desviado dinero. La investigación se inició meses antes de las detenciones, con escuchas telefónicas e informes patrimoniales en los que se cruzaron datos sobre vinculación de empresas y flujos de dinero. Tras las detenciones y los allanamientos, hubo testimoniales, declaraciones de empresarios y testigos. En los próximos meses, en medio de movimientos de las defensas, el juez recibirá los últimos informes pedidos a Prefectura. A fin de año, se especula, la causa podría elevarse a un juicio oral que terminará de echar luz sobre el accionar de Medina, quien pasa sus días en el penal de Ezeiza.
Fuente: El dia.
