El viernes 22 de diciembre la sala Dr. Néstor “Chino” Oliveri se vistió de fiesta. Se realizó la entrega de diplomas del curso de agentes sanitarios que se viene realizando desde hace 34 años, solo interrumpido por la pandemia, durante los cuales se han formado más de 600 agentes sanitarios. Este año fue algo especial, porque se hicieron dos cursos de los que egresaron 31 alumnas, si alumnas, ya que fueron todas mujeres.
Como siempre vecinas, pacientes, madres e hijas fueron parte de quienes participaron para poder tomar la salud en sus manos; este año también se agregaron las compañeras cooperativistas y compañeras de la CCC que vienen colaborando en diferentes tareas de la sala.
El curso tradicional tuvo 15 egresadas, en algún caso madre e hija que recibieron su diploma con la presencia de familiares y vecinos. El curso en que participaron las compañeras de la CCC, el cual surgió de un espacio de discusión de Violencia de Genero, tuvo 16 egresadas.
Ambos cursos contaron con la dirección general de Hugo Pollola, psicólogo social y responsable de la institución y como docentes Gisela Elizondo, enfermera profesional, responsable del curso no tradicional, Jorge Orellano, médico clínico, Virginia Acuña, obstetra, Lorena Pena, Lic. en Trabajo Social; Mónica Correa, Valeria Rea, Jonathan Velarde y Estanislada Sarapura, enfermeras y enfermeros, a los que se les sumo Vicenta, histórica agente sanitaria de la sala. La plantilla responsable de la formación en los cursos son trabajadores y trabajadoras de la sala.
En el marco de los cursos se realizaron dos capacitaciones de RCP, uno de ellos a cargo de alumnos/as de medicina del CEMIC (Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas) que colabora habitualmente con la sala en diferentes áreas. El otro fueron los propios trabajadores de la institución que lo llevaron a cabo.
En lo profundo de La Matanza, en el barrio María Elena, barrio que se formó a partir de ocupación de terrenos por familias con hambre de tierra y vivienda, que con su lucha lo fueron construyendo durante décadas, que también construyeron su sala de salud y a partir de ella se ha hecho posible que muchas y muchos vecinos y vecinas puedan tomar “la salud en sus manos y protagonizarla” como dice el lema escrito en las paredes de la institución.
Hace 34 años hubo un visionario que fue el impulsor de esta Escuela de Salud Popular, el Dr. Chino, como le decían a Néstor “Chino” Oliveri, quién fue médico y director de la sala por casi 30 años hasta su fallecimiento, el 24 de junio de 2015. El “Chino” estaría orgulloso, su legado sigue vivo, y sus banderas de la salud comunitaria siguen flameando bien alto en la sala de salud que hoy lleva su nombre en su homenaje.
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