Primero fue la movilización antikirchnerista del 13S (13 de septiembre de 2012), luego el 8N (8 de noviembre de 2012), y ahora se viene el 18A, dado que este jueves la oposición convoca a una marcha en Plaza de Mayo para reclamar y exigir una “justicia independiente”
Los intentos de la oposición por desbancar al oficialismo siempre serán inútiles si no unen fuerzas y presentan una estrategia en común. En esta oportunidad, la marcha del 18 de abril (a diferencia de las dos anteriores) tiene una consigna política clara y concisa: ¡No a la politización del poder judicial!, pero a pesar de que todos los partidos opositores defiendan el mismo lema, aún no logran unir fuerzas ni mucho menos reunirse para salir juntos en la misma foto.
A diferencia de los cacerolazos del 13S y 8N, las fuerzas opositoras ya confirmaron su participación, sin banderas partidarias y con bajo perfil. Macri se sumó a la convocatoria, al igual que Carrió (CC) y los diputados Patricia Bullrich, Gabriela Michetti y Federico Pinedo (PRO); Ricardo Alfonsín y Ricardo Gil Lavedra (UCR); Francisco De Narváez y Gustavo Ferrari (Peronismo Disidente).
Si bien todos coinciden en rechazar los proyectos de la Casa Rosada en el Congreso, por considerar que se avanza sobre la independencia del Poder Judicial y se prepara el terreno para la impunidad”, las internas y especulaciones políticas, le impedirán mañana a la oposición tener una retrato que la muestre unida en Tribunales, durante la presentación del documento contra la politización de la Justicia.
Hermes Binner (Partido Socialista), Margarita Stolbizer (GEN), Elisa Carrió (Coalición Cívica) y Fernando Pino Solanas (Proyecto Sur) no irán al acto convocado la semana pasada por la UCR, el PRO, el peronismo disidente y Unión por Todos. Hacia afuera, aseguran que la ausencia responde a la idea de no aparecer en una situación de presión a la Justicia”, como se asegura desde el socialismo.
En la vereda del frente, el Estado sigue firme en su proyecto de “democratizar la justicia”, a fin de darle al pueblo la oportunidad única de poder elegir sus propios jueces a través del voto.
Sobre esta medida, cabe preguntarnos que capacidad e idoneidad tiene el ciudadano común para elegir a un juez por sobre el otro, dado que a la hora de optar por un político, el votante se basa en su gestión anterior, las obras que realizo, las zonas que urbanizo, etc., pero a la hora del sufragio sobre el poder judicial, las personas no tendrían elementos para comparar, ya que no podrían acceder a los expedientes judiciales, a los casos, a las sentencias, y a todos los elementos complejos que tengan que ver con su entorno.
Democratizar el poder es un buen fin, siempre y cuando se haga a conciencia y con una diferenciación: no todo se puede someter al sufragio de la mayoría, dado que hay areas, cargos y temas que requieren ser tratados solo por expertos. ¿Democratizar el poder?, ¡Si!, pero con responsabilidad.
