Número de edición 8394
La Matanza

Liniers vacio y lleno de bronca

Liniers vacio y lleno de bronca

Dura caída de Liniers. Se esperaba más del equipo que nunca dio la sensación de solidez, jugó apurado, nervioso, malhumorado, y con la voluntad no le alcanzó frente a un rival ms consistente que festejó sobre la hora.

Por Víctor Marinelli

Gran intensidad en el arranque, Liniers mostró flaquezas a la hora de salir jugando desde atrás. Entre Ybares y Garcِía se perdieron el primero de la visita impedido por la atenta intervención de Díaz Peyrous. En la réplica un córner cerrado de Filiosi, paralelo a la línea del arco, no pudo se empujado a la red por dos jugadores celestes que entraban.

El partido por momentos se hizo de ida y vuelta, pero siempre Cambaceres dejando la sensación de estar mejor parado. Los desbordes de Mariño por derecha parecieron ser la única carta peligrosa de Liniers, pero en el medio carecía de presencia.

La visita a través de Leonel García ganaba por su sector y complicaba con sus centros. A los 38 una nueva intervención de Díaz Peyrous evitó la conquista ante un remate de Ferrario que se desvió en un defensor.

No cambió demasiado el panorama en el complemento. El ingreso de Exequiel Ortíz aportó más dinámica al ataque celeste.

A los 11 el arquero visitante se extremó ante un remate del delantero. Liniers buscó más con el aporte de Grosso que levantó su nivel, pero careció de profundidad. Cambaceres inquietó a los 13 en que otra vez Díaz Peyrous evitó la conquista ante Berterretche, cuando antes fue Ybares el que no pudo conectar.

Torancio de media distancia volvió a exigir al arquero celeste. El ingreso de Sallaberry pareció mejorar las posibilidades, y La Topadora fue al frente en busca del triunfo. Con dificultades, imprecisión y falta de claridad, pero con empuje.

Los minutos corrían y el empate parecía ser el destino del partido, pero el final ocurrió lo inesperado. Ya con 2 minutos de descuento llegó un cabezazo de Cermesoni devuelto por el palo derecho de Volpicello, y en la réplica, con Liniers, retrocediendo mal, llegó desde la izquierda el centro de Ferrario y el cabezazo en soledad de Rosas Quintero para poner el 1 a 0 definitivo. La inexorable ley del ex.

Liniers lo pudo ganar y se quedó con las manos vacías y lleno de bronca. Pero el equipo no estuvo a la altura de las expectativas. Era una final y la presión pareció jugarle en contra. Ahora habrá que volver a remar de atrás, en un torneo que no da revancha y en el que ya no hay margen para el error.

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