En la continuidad de la entrevista con el veterano de guerra, Ramón Roa detalló las consecuencias de haber participado en el conflicto bélico y afirmó que volver a Malvinas saldó su cuenta pendiente.
Por Gabriel Brets
Ramón Roa, veterano de la Guerra de Malvinas se enteró que iba a participar de la contienda una mañana cuando estudiaba en Campo de Mayo para ser mecánico de aviones y tanques de guerra. Su función fue abastecer a la tropa y trasladar las provisiones alimenticias, vestimentas y material bélico a Puerto Argentino.
En muchos países, cuando los excombatientes vuelven de algún conflicto bélico son condecorados por la Nación y son respetados por todos los ciudadanos, cualquiera sea el resultado. Sin embargo, en Argentina no pasó: al gobierno de facto le dio vergüenza admitir la derrota en Malvinas y la sociedad los ignoró.
“Volvimos escondidos de Malvinas, el gobierno no quería que nadie nos reconociera y eso fue lo peor para nosotros. Que el estado argentino y tu propio país te den la espalda, fue terrible”, afirmó Ramón Roa y explicó que durante muchos años fue difícil encontrar trabajo porque nadie les daba la oportunidad.
En este sentido, el veterano detalló: “nos tildaban de loquitos. Particularmente yo, tuve los peores años de mi vida: intenté suicidarme tres veces, tuve esquizofrenia, estrés postraumático de guerra, tuve adicción al alcohol, tiraba tiros al aire, me lastimaba a mí mismo pero jamás lastimé a nadie”.
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Asimismo, el veterano relató que “trabaje de colectivero, trabajé como remisero, trabaje de auxiliar y hoy soy profesor de Historia. A mí me ayudó mucho el trabajo mientras hacía terapia para tratar los problemas que tenía. Estuve medicado durante mucho tiempo y, afortunadamente, hoy ya no lo estoy».
Una herida difícil de sanar
Cabe destacar, que durante Malvinas murieron 649 combatientes pero, luego de la guerra se suicidaron otros 350 soldados, es decir, más de la mitad de los caídos en combate. Todo esto se debe a la falta de políticas y acompañamiento que tuvo el gobierno en aquellos años con los veteranos, y también por la falta de reconocimiento.
Asimismo, Roa explicó que “en otros países a los excombatientes los respetan muchísimo y el estado tiene mucho reconocimiento. Ya sea en Paraguay, que es un país muy humilde o en países del primer mundo cómo lo son Estados Unidos, Alemania o Italia”.
En este sentido, el veterano detalló que para él es muy gratificante cuando los extranjeros lo reconocen como veterano de la guerra, o que le expresan su gratitud por haber defendido la soberanía de Malvinas y que sólo eso basta para sentirse contento todo el día, los ayuda muchísimo tener ese reconocimiento de la gente.
El regreso a Malvinas: la cuenta pendiente
Luego de 32 años, Ramón Roa mantenía la esperanza de volver a pisar las Islas Malvinas luego de la guerra. Siempre expresó que era su cuenta pendiente y ese deseo se cumplió: en 2023, a través de la Secretaría de Veteranos de Guerra de La Matanza junto a otros excombatientes y familiares pudo volver a pisar las islas.
Ramón, que integra el Centro de Veteranos de La Matanza, explicó: «sentí una emoción tremenda, fue algo muy movilizante para mí está oportunidad que se presentó para ir. Si bien no fue un viaje como estar de vacaciones, sirvió para cerrar una herida abierta que quedó desde 1982”.
En este sentido, el veterano remarcó la importancia de abrir el diálogo para recuperar la soberanía de manera diplomática y lograr acuerdos entre ambos gobiernos para administrar los recursos del mar, de las islas, y sobre todo, para que no haya tantas trabas para poder viajar a Malvinas.
“Malvinas es mí casa, no tengo por qué pedir permiso para entrar a mí casa, o tener que llevar otra moneda porque sino no me dejan entrar. Sinceramente hay que avanzar en acuerdos que permitan políticas más inclusivas para poder visitar las islas, pero, sin ponerme ninguna camiseta política, con un gobierno de derecha no creo que pase”.
