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Ivana Ruiz y Eugenia Otero, integrantes de la red Las Celinas, revelaron las múltiples facetas de la problemática en Villa Celina, y cómo esta red se ha convertido en un faro de ayuda y apoyo en medio de las adversidades.
Por Paula Tevez Varela
paulatv56@gmail.com
«Villa Celina está despertando un montón, hay un montón de problemáticas que nos están abarcando en este momento, más allá de todo lo que es género y que se empieza a ver, como la conjugación de todo este tema. Empezamos por violencia de género y terminamos abarcando un montón de cuestiones sociales, que van quedando a la deriva, hoy todavía más”, explicó Eugenia Otero.
El trabajo con las mujeres dentro del territorio es lo que más las identifica. A pesar de las dificultades vinculadas a la violencia doméstica, señalan que esta problemática genera numerosas ramificaciones y conflictos en la comunidad de Villa Celina. Sin embargo, también se destaca la presencia de personas dispuestas a brindar ayuda.
Ivana Ruiz ahondó en la situación del narcotráfico en Villa Celina: «Es un circuito que comienza desde las cocinas que están en Villa Celina. Lo sabemos absolutamente todos y todas, después la comercialización y la tercerización de comercialización”.
Cocinas de drogas, abusos y complicidad policial
“A su vez se suma un nuevo tipo de violencia, que es las jóvenes por lo general se meten a esos búnker y a esas casas de venta de estupefacientes, y se suele generar un tipo de intercambio sexual por drogas. Nos pasa un montón que hay un montón de pibas que se pierden y que el nexo es o la Villa 31 o Villa Celina, quizás se pierden en Villa Celina y las encontramos en la Villa 31”, agregó.
Las mujeres que son halladas después de haber estado desaparecidas durante períodos prolongados fueron víctimas de abusos durante. Sobre la conexión entre estos dos barrios, Ivana explica que se debe a la presencia de cocinas de elaboración de drogas en Villa Celina, mientras que la comercialización masiva ocurre mayoritariamente en el Barrio 31. Destacó la complicidad policial facilitan este fenómeno.
Eugenia expuso que “por la cercanía con la con la Capital también se da este limbo jurídico, en el que se tiran la pelota a unos con el otro y es como que hay un teje y maneje ahí en el medio”.
“La crisis, que estamos atravesando, que no es nueva, sino que se agudizó en estos últimos meses, hace que sucedan todas estas cosas mucho más graves: aumentó la delincuencia, aumentó el tema de los pibes vendiendo droga o siendo utilizados de satélites, eso se ve a diario, antes era de noche o por la tarde. Ahora se ve de día, a cualquier hora”, enfatizó Ivana.
Sobre la connivencia policial aclararon que “la policía los ve y mira para otro lado, la policía no actúa, las denuncias no llegan, en Villa Celina es mucho más fácil comprar drogas, todos sabemos dónde venden droga, que cargar la sube o pagar un la luz, por ejemplo”.
La crisis alimentaria y el rol de Las Celinas
Ruiz reveló cómo la crisis ha afectado a los merenderos y comedores que coordina: «Está fatal porque desde diciembre que asumió este nuevo gobierno no recibimos alimentos de Nación. Se licuaron los sueldos, aumentó la SUBE, las tarifas y a eso súmale que lo que le daba contención al barrio, los merenderos, los comedores, que además de dar comida, trabajamos en otras cuestiones como acompañamientos y apoyo escolar. Nos corrieron del mapa”.
La entrevistada planteó que, en el pasado, las mujeres a cargo de estos espacios se las ingeniaban para asegurar al menos tres comidas por semana, brindando un alivio significativo a las familias necesitadas. Aclaró que recibían suministros tanto del gobierno nacional como provincial y municipal. Sin embargo, señala que en la actualidad la situación ha cambiado. Aunque continúan recibiendo ayuda de la provincia y el municipio, las cantidades son insuficientes y no logran cubrir la creciente demanda.
“El día viernes realizamos 500 cortes de ruta en todo el país, el reclamo fundamental es alimentos, cuando antes discutíamos otras cuestiones, ahora volvimos a discutir alimentos y kit escolares, que están terrible comprar un cuaderno para los chicos para que comiencen el colegio”, lamentó.
Las mujeres que gestionan estos espacios se enfrentan al desafío de tener que rechazar a nuevas familias debido a la falta de recursos. Esta situación, según Ivana, es percibida como un acto de violencia, ya que implica negarle a una persona recién llegada la posibilidad de recibir ayuda básica como alimento. Ante esta realidad, mencionóque han implementado una lista de espera para aquellas personas que no pueden ser atendidas de inmediato, con la esperanza de poder ayudarlas en el futuro.
Ivana anunció que “con la organización lo que estamos haciendo es en toda La Matanza es Jornadas De Niños Sanos. Nos acercamos a todos los Merenderos con los promotores y promotoras a este verificar en qué condiciones se encuentran los niños y las niñas pesamos, medimos, evaluamos y conversamos con la familia”
Sobre esta situación afirmó: “Es un desastre. Hace unos años lo que sucedía es que había desnutrición hoy hay malnutrición, estos chicos tienen un sobrepeso pero que es generado por la mala alimentación, porque comen del colegio o comen de los comedores y la alimentación de los comedores no es buena”.
“Entonces lo que estamos haciendo en este momento es generar este una estadística, un censo para poder plantarnos frente al Gobierno y reclamar que existen en La Matanza, y seguramente a lo largo del país, un montón de pibes y pibas que tienen un sobrepeso que a la larga les va a generar un daño”, sostuvo.
