Se trata de quienes viven en Barrio Peluffo y que desde inicios del año pasado aguardan por la conexión de la red de cloacas. “Nos arruinaron las calles, todo es barro porque nos dejaron tierra colorada y encima sufrimos todas las inundaciones”, comentaron a NCO enojados por la situación que les toca atravesar ante cada tormenta.
Nora Adámoli
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Por este motivo, decidieron congregarse en una de las esquinas de la zona para realizar un cacerolazo, este lunes a la tarde, justo sobre el cierre de esta edición. “Estamos cansados”, remarcaron.
“Todo lo habernos en forma pacífica porque estamos hartos de vivir en medio del barro, conviviendo con aguas servidas sobre las calles, lo que acarrea enfermedades respiratorias, gastrointestinales y de piel”, comentó María.
Con respecto a la obra de cloacas, que NCO confirmó con AySA que no están habilitadas para la región, es la que más malestar ocasiona entre los vecinos ya que el estado de las calles quedó intransitable luego de que se colocaron los caños.
“Hicieron la obra a medias, porque está sin funcionamiento desde hace casi un año y medio. La empresa que realizó el trabajo dejó las calles imposibles para andar en un vehículo. Ni decir cuando salimos a pie, porque tenemos miedo de caernos y de ensuciarnos”, señaló.
En este sentido, dijo que no puede salir de su casa con facilidad, además de que ni las ambulancias ni los remises entran a la zona. “Si tenemos una urgencia, no podemos pedir que nos atiendan a domicilio y eso es penoso”, dijo agregando que además del barro, cuando llueve, el barrio se inunda y los pozos se desbordan.
Al respecto, fue firme: “Hace un año que el Municipio de La Matanza se comprometió a darnos una respuesta. Esa contestación no llegó, por eso decimos basta y nos autoconvocamos, pacíficamente, para ver qué camino tomar. Así, no podemos más”.
Para esta fecha, el año pasado realizaron una protesta en Carabobo y Camino de Cintura. Allí, unos 50 vecinos se reunieron para conversar acerca de las problemáticas que los aquejaban, varias de ellas compartidas, además de mostrarse en contra del cambio de la fisonomía del barrio, debido a la tala indiscriminada de especies arbóreas autóctonas y la construcción de dúplex, el alquiler de casas quinta para eventos y la radicación de empresas.
“La calle está muy mal. Es un depósito de basura, de pañales, de restaurantes que tiran comida y de cadáveres de perros. En Granaderos no hay casi iluminación y tenemos dos empresas, una es Tecnipisos y la otra una cementera, que provocan cortes de cables, roturas y más. La idea es que los vecinos empecemos a juntarnos, formando un frente para comenzar a exigirle al Intendente que nos dé un buen lugar y asfalto en las calles”, comentó un vecino.
Por eso, también pidió mayor seguridad para la zona, agregando que el barrio necesita “salir adelante. Desde la Subdelegación dicen que en un futuro se va a pavimentar, porque ya estaría firmada la orden. Sin embargo, esto no es verdad. Hay calles que del otro lado de Camino de Cintura fueron asfaltadas sin que haya prácticamente casas. Es una vergüenza lo que nos están haciendo.
Esto no es una cuestión de política sino de querer hacer las cosas o no. Los vecinos hacemos la movida pero no nos dan bolilla, muchos fueron a ver al delegado pero no nos da ninguna solución. Nos manda de vez en cuando una máquina que rompe todo y termina formando un fango mientras que no se soluciona absolutamente nada”.
Hasta el momento, se cuenta únicamente con el proyecto de reconstrucción de la plaza de Chenaut y Remedios de Escalada, que debería comenzar a ejecutarse en estos días. Una vez que eso se consiga, habría que esperar que se conecten las cloacas, se entube la zanja que bordea el espacio verde, para que lleguen los asfaltos que los vecinos vienen solicitando desde hace décadas. Sobre lo demás, no hay novedades. Quienes viven sobre Miguel Cané, Guido Spano, América, continúan aguardando por esas obras que en alguna instancia les prometieron, pero que todavía no se concretaron.
