Los menores de entre 15 y 17 años fueron detenidos por la Policía Bonaerense en el Nudo 12 de Fuerte Apache. Con esta modalidad hacían entraderas, robaban autos y actuaban como motochorros.
La ola de inseguridad que azota a toda La Matanza parece imparable, no obstante, en las últimas horas la Policía de la Provincia de Buenos Aires logró desbaratar una banda de delincuentes menores de edad que robaban con ametralladoras en Ramos Mejía y otras localidades del conurbano bonaerense.
Gracias a la intervención Fiscal de San Martín, Verónica Novoa, tres adolescentes de entre 15 y 17 años fueron detenidos tras una serie de allanamientos realizados en el Nudo 12 del barrio Ejército de los Andes, también conocido como Fuerte Apache.
Los jóvenes formaron junto a otras personas -quienes aún se mantienen prófugas- una banda para cometer entraderas y robarles a los choferes de aplicaciones de viajes en Morón, Tres de Febrero y La Matanza.
La investigación se inició a raíz de la denuncia de un robo reportado el 18 de septiembre de 2022 por un residente de Caseros. Tras analizar las grabaciones de las cámaras de seguridad de la localidad, investigar las comunicaciones y perfiles en redes sociales, se determinó que los autores del asalto, perpetrado bajo la modalidad de «entradera», eran cinco menores de edad que conformaban una banda criminal. Este grupo utilizaba el Nudo 12 como su centro de operaciones, ubicado en el complejo de edificios de Fuerte Apache.
Los operativos fueron llevados a cabo por miembros de la Jefatura Departamental Tres de Febrero, en colaboración con el Grupo Halcón, el Grupo GAD, la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI) y los cuerpos de Infantería y Caballería de la policía bonaerense.
Durante las operaciones de registro, se llevaron a cabo las detenciones de tres adolescentes de 17 años, a quienes se les acusa de pertenecer a la banda conocida como el «Nudo 12». A escasos metros de una de las viviendas allanadas, se incautó una mochila que contenía una pistola calibre 45, otra de calibre 9 mm, una réplica de una Glock, y un conjunto de accesorios destinados a convertir una pistola en un subfusil, junto con un cargador capaz de almacenar hasta 50 proyectiles.
Según trascendió, ese cargador “redondo” es poco habitual de observar entre delincuentes del conurbano, mientras que hace tiempo que forma parte de las “capacidades” de los tiradores que atemorizan con balaceras en Rosario. Con pistolas reformadas para el tiro en ráfaga, ese cargador da un impresionante poder de fuego.
De acuerdo con informes proporcionados por las autoridades policiales, la mochila que contenía las armas fue abandonada por un miembro adicional de la banda al percatarse de la presencia de la policía al acercarse a la base de operaciones del grupo, optando por dejar las armas y huir.
Este suceso respaldó la hipótesis que los investigadores habían considerado, la cual sugería que la banda se encontraba en preparativos para llevar a cabo un asalto. Esta suposición se basó en el modus operandi de los delincuentes, quienes evitaban guardar las armas en sus domicilios o en la base de operaciones. En su lugar, almacenaban el armamento en otra ubicación y lo transportaban momentos previos a los asaltos, con el propósito de evitar cualquier vínculo con las armas y reducir las posibles implicaciones legales en caso de posteriores allanamientos.
Después de los allanamientos, las fuerzas de seguridad intensificaron la revisión de los teléfonos celulares incautados a los tres detenidos con el objetivo de capturar a los dos menores que permanecían prófugos.
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