Número de edición 8408
La Matanza

Psicoanálisis y pandemia

Psicoanálisis y pandemia.

Recientemente ha surgido un nuevo espacio de formación en psicoanálisis en zona oeste.

El movimiento Psicoanalítico del Oeste se propone difundir el discurso del psicoanálisis en el Gran Buenos Aires de una manera comprometida con la sociedad.

En esta entrevista, hablamos con dos de sus integrantes. Los licenciados en Psicología Franco Santéramo y Federico Lizarraga.

¿Qué es el Movimiento Psicoanalítico del Oeste (MPO) y cómo surgió?

Franco Santéramo: El Movimiento Psicoanalítico del Oeste es un espacio de formación en psicoanálisis. Surge como producto del trabajo que los miembros venimos realizando en torno a grupos de estudio y otras actividades a cargo de la psicoanalista Jorgelina Estelrrich (miembro de la Escuela Freudiana de la Argentina, Dirección fundadora de Cuestiones del Psicoanálisis, titular de cátedra en la carrera de Psicología de la Universidad de Morón) hace ya varios años.

Durante el año pasado, Günther Aboy, Rodrigo Banegas, Federico Lizarraga, Jesica Lopardo, Paola Naccarato, Juan Zucarino y yo– los miembros fundantes –, tomamos la decisión de darle un nombre a este espacio deformación que se necesitaba, porque el deseo así lo pedía; hacer legal lo legítimo.

Poder tomar la palabra, coordinar distintas actividades en torno al psicoanálisis e invitar a otros, nos urgía y nos sigue urgiendo. Nos interesa juntarnos en el oeste, dar lugar a los psicoanalistas de esta zona, y poder fundar aquí un espacio donde el psicoanálisis se mueva.

Hace muchos años que los analistas no se encuentran sólo en Capital. Trabajamos también en otros lugares. Si bien nuestra sede está ubicada en Ramos Mejía, las actividades se desarrollan también en otros puntos, como Castelar, Haedo, El Palomar.

¿Cuál es el propósito y en respuesta a qué?

F.S.: Nuestro propósito es expandir la transmisión del psicoanálisis en nuestra zona geográfica, donde se puede observar que no hay muchas posibilidades como sí lo hay, por obvias razones, en la Capital Federal. En respuesta a la poca difusión del psicoanálisis en la zona oeste y, a su centralización en la Ciudad de Buenos Aires, invitamos a participar a quien así lo desee a un espacio donde el psicoanálisis se mueve, en la zona oeste del Gran Buenos Aires.

Además, el psicoanálisis, como discurso, tiene múltiples alcances e incidencias. Que una psicopedagoga, por ejemplo, quiera estudiar las obras de Freud y de Lacan, no nos sorprende.

Estudiantes universitarios de varias carreras afines, como medicina, psicología, la mentada psicopedagogía, fonoaudiología, psicomotricidad, terapia ocupacional, trabajo social; también de la docencia, en todos sus niveles (inicial, primario, secundario, terciario y universitario) pueden verse interesados por nuestras actividades, por el tinte cálido y ameno con el que intentamos hacer entrar un discurso que puede resultar realmente complejo como lo es el psicoanálisis.

Cualquiera que ejerza estas profesiones en ámbitos de salud, educación y/o justicia, podrá servirse del psicoanálisis para sus lecturas y sus intervenciones.

Entendiendo que es un movimiento, ¿de dónde parte y hacia dónde dirige?

F.S.: Más que de dónde partimos y hacia dónde vamos, nos preguntamos, parafraseando a Lacan, desde dónde se quiere hacer partir a quienes se acerquen a participar de nuestras actividades. Entendemos que una lectura psicologizante del psicoanálisis puede ser un riesgo para la transmisión del discurso, cuya resistencia favorece.

Resistencia del discurso. Favorecer esa resistencia no es nuestra intención, sino, más bien, todo lo contrario. Hacerla entrar, si es que aparece, para luego ver qué se hace con ella.

El psicoanálisis puede resultar muy complejo, porque el mismo sujeto lo es. Hay muchas preguntas que se despiertan en torno a la lectura de Freud y de Lacan. ¿Qué dicen? ¿Qué quieren decir? En el MPO, no se van a encontrar respuestas; pero sí un espacio propicio para desandar esas preguntas y que cada uno, como pueda, ensaye sus propias respuestas.

¿Qué lectura puede decir el psicoanálisis al respecto del aislamiento del sujeto en contexto de pandemia, a nivel clínico y social?

F.S: Como psicoanalista te puedo decir que el aislamiento y la cuarentena son respuestas que dio el Estado argentino, dentro de las alternativas con que contaba, frente a la pandemia.

Quiero decir, podría no haberlo hecho, o haber tenido otras respuestas, como no dictaminar la obligatoriedad de la cuarentena, cosa que se ha hecho en otros países.

Esto hay que decirlo porque una pandemia no trae consigo una cuarentena obligatoria. La cuarentena vino como respuesta a la pandemia. Es decir, la pandemia no fue elección de nadie, se trata de la contingencia misma. Algo que no era necesario que ocurra, pero ocurrió.

Ante este panorama, la premisa más conveniente para todos es reducir el margen de pérdida. Sin embargo, algo se va a perder sí o sí. La cuarentena sí fue una elección, del Estado, en este caso, y yo lo entiendo como la opción que permitía menos pérdida; se trata de no perder de más.

No hace falta que mueran miles de personas, como en otras latitudes. No es necesario. Este panorama nos atraviesa a todos por igual, todos vamos a perder algo. El sujeto neurótico no quiere perder nada.

Ahí se produce el conflicto que pueden estar pasando cada uno en su casa. “No quiero perder el trabajo”, “no quiero perder las salidas recreativas”, “no quiero perder dinero”, son solo algunas de las cosas que he escuchado en mi nuevo consultorio virtual.

La pandemia, y por ende, la cuarentena, nos modificó la vida a todos. Esto no se puede negar. Lo cotidiano del hoy es distinto a lo cotidiano de hace tres meses. Entonces, surgió una nueva cotidianeidad.

Lo que se trata de hacer, a nivel social, entiendo yo, es que esta cotidianeidad se modifique lo menos posible, es decir, que la pérdida sea la menor posible. Las clases en todos los niveles educativos siguen de manera virtual, las atenciones médicas también, los trabajos también.

Sin embargo, esta modalidad no alcanza, hay grandes sectores de la sociedad que no acceden a las clases virtuales, ni a las atenciones médicas virtuales ni puede seguir con su trabajo (por ende, no perciben el mismo ingreso a fin de mes), incluso hay muchas personas que se han quedado sin trabajo en estos días.

Lo que hay que decir también, es que el contexto “normal”, digamos, sin cuarentena, tampoco alcanzaba. Había antes también gente sin poder acceder a la educación, la salud y/o a un trabajo.

No se crea que antes no había pérdidas. En ese punto, la pandemia no trae nada nuevo, sólo intensifica un sistema que está vigente, que lo estaba desde antes, y probablemente lo siga estando luego de que se acceda a la vacuna contra el Covid-19.

¿Qué puede aportar el psicoanálisis en esta situación?

F.S.: El psicoanálisis puede aportar un lugar. Un lugar de escucha, alojar a alguien que llega porque la está pasando mal en su vida. Muchos han intentado con otros tratamientos, pero no han encontrado lugar para los males que le aquejan.

Entonces, uno va al psicoanalista, y este le dice: “Usted hable, yo lo escucho”. Esto ya, de por sí, es un montón. Pero no es solo eso, es también, desde el lugar del analista, devolver al consultante, paciente o analizante, lo que este mismo dijo, sin percatarse, aquello en lo que está involucrado sin saberlo.

Entonces, si eso logra ser escuchado, las culpas ya no serán solo de los otros, y la responsabilidad del sujeto empieza a emerger. Es la famosa pregunta freudiana: “¿Qué tiene que ver usted en lo que le pasa?”, en contexto de cuarentena, el psicoanálisis puede aportar este espacio esencial.

Eso sí, habilitar vías telefónicas y/o virtuales de atención se vuelve necesario ahora más que antes, dado que no hay otra posibilidad por el momento. Habrá que ingeniárselas. Las demandas han crecido. El inconsciente jamás dejará de ser actual. Por más que se lo intente callar, seguirá hablando.

¿Qué lectura se puede hacer desde el psicoanálisis respecto de los recientemente aparecidos movimientos anti-cuarentena?

Federico Lizarraga: Para comenzar tal vez sea conveniente decir que la función de analista, entre otras cosas, supone un trabajo de lectura. El analista como lector. Es posible interrogarnos respecto del cómo se hace esa lectura, cuál es la orientación y qué herramientas tenemos para llevarla a cabo. El Psicoanálisis no aborda los acontecimientos sociales como lo hace la Filosofía o las ciencias.

Actualmente, el mundo atraviesa una pandemia, en algunos lugares está más controlada (si así se puede decir), en otros viene llegando… y como dijo Franco anteriormente, el Estado argentino tomó una decisión, bien podría no haberlo hecho y hoy posiblemente estaríamos hablando de las consecuencias.

Entonces cada decisión que se toma, o cada elección que se hace, ya sea ejerciendo un cargo público o en lo más íntimo de la vida de cada persona, no es sin efectos.

Hago dos observaciones, una en el plano semántico, donde el prefijo “anti” anula por completo la función del término que lo sucede, no hay lugar para ningún matiz, o es todo esto o es todo aquello.

Es habitual escuchar relatos muy sufrientes por no poder encontrarle el matiz a las situaciones de la vida. Posición ajustada a algún ideal (ideológico, religioso, neurótico etc.) que moviliza a las personas.

Por otro lado, y esto es lo que me interesa destacar, es que con las herramientas que el psicoanálisis propone no conviene poner el acento en el contenido argumentativo, que incluso puede ser muy coherente y a la vez traer consigo lo más destructivo de la condición humana (si, una contradicción de esta características es admisible para quienes han hecho la experiencia del propio inconsciente) sino que, estando advertidos de esto, es que nos interrogamos por los efectos que se producen a causa de una determinada lógica de funcionamiento, si el “anti” deviene en rechazo las consecuencias serán unas, si el “anti” es leído como efecto de una desmentida o re-negación de lo que sucede, el camino será otro.

Por último, resulta interesante detenerse en el ideal, que por cuestiones obvias aquí se mencionó rápidamente… no es lo mismo llevar a cabo una lectura de la situación que nos conduzca a reflexiones ilimitadas al estilo de la Filosofía, tampoco podemos ubicar este cuadro de situación pandemia-aislamiento, como la causa verdadera de los males actuales; donde, desde su producción, se extraerán saberes, bajo un examinación mediante, al estilo del ideal de las ciencias positivistas.

Desde Freud hasta nuestros días, tenemos en cuenta que el malestar ocupa un lugar estructural y preexistente a la pandemia. Sin embargo, ese malestar, que se traduce de formas diversas, no deja de ajustarse a la época.

El psicoanálisis es un discurso que se funda sobre una pérdida; las elecciones o decisiones también producen pérdidas, de allí sus efectos. Deberíamos preguntarnos si el camino largo y sinuoso del ideal incluye algún lugar para lo que falta, lo que se pierde y lo que nunca existió.

Contacto

Movimiento Psicoanalítico del Oeste

movpsideloeste@gmail.com

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