Número de edición 8408
Fútbol de Ascenso

El Camino de Almirante a la Final 

Almirante finalizó primero de la Zona A de la Primera Nacional y, después de 31 años, volverá a tener una chance clarísima para poder soñar otra vez con subir a Primera. El camino para llegar a la final.

Por Nicolás Fasolino

Una vez más la Primera Nacional le sonríe a Almirante. Esta vez fue más allá de la buena campaña que llevó a cabo en 2021, cuando quedó cerca del ascenso tras perder la semifinal del reducido ante Barracas Central.

Es que la victoria cómoda ante Temperley lo dejó primero en su zona con 61 puntos y deberá disputar la final con Independiente Rivadavia de Mendoza en el estadio Mario Alberto Kempes, Córdoba. Alguno de los dos será ni más ni menos que el campeón del torneo y el primer ascendido a la Liga Profesional de Fútbol.

Y si bien fue puntero casi de punta a punta durante todo el torneo, a Almirante le costó hacerse con la punta de la Zona A. A pesar de que arrancó los primeros nueve partidos de forma invicta, fueron varios los tropiezos y altibajos que amenazaron, por momentos, en que esa final no llegue. Pero llegó.

El trayecto

En su debut en el campeonato, Almirante arrancó sonriendo en casa ante San Telmo, a quien venció 1-0 con un cabezazo de Alan Barrionuevo cuando recién iniciaba el encuentro.

En su estreno como visitante ante Almagro, la Fragata revivió un partido chato y aburrido con una avivada de José Escurra, quien “durmió” a los centrales del Trico y permitió a los de ese entonces dirigidos por Alejandro Orfila llevarse los tres puntos a Casanova.

Llegó la tercera fecha y una de las claves para, meses después -y sin saber lo que vendría- meterse de lleno a la final. Enfrente estaba Agropecuario de Carlos Casares, que se llevó una goleada 4-1 en pies de Nazareno Bazán (por duplicado), Walter Acuña y Wilson Chimelli.

Ya afianzado en la punta y con puntaje ideal, llegó el turno de visitar a un pobre Brown de Puerto Madryn, sobre el cual Almirante no pudo aprovechar el hombre de más que tuvo durante casi todo el segundo tiempo y se llevó un empate 0-0 con sabor a poco.

En la quinta fecha, llegó el turno de recibir a Defensores Unidos de Zárate -recién ascendido desde la Primera B-, y había optimismo para volver a sumar de a tres. No obstante, el Mirasol jugó un mal partido y replicó otro pobre empate, aburrido y sin goles.

Con 12 unidades bajo el brazo y siendo uno de los principales animadores de la zona, los de Orfila arribaron a San Juan para enfrentarse a San Martín. Este fue quizás uno de los mejores partidos jugados en condición de visitante en la era del “Chano”  y si bien Almirante arrancó arriba en el marcador gracias a un cabezazo de Marcos Enrique, Axel Ochoa cometió un infantil penal a falta de cuatro minutos para el final del partido y que el local convirtió en gol.

La revancha llegó la fecha siguiente en Isidro Casanova, donde el Mirasol recibió a un pobre Flandria dirigido por Felipe de la Riva, un viejo conocido de la casa. Con gol de Bazán y un doblete de Walter Acuña, los de Matanza sellaron un contundente 3-1 y alargaban la racha de partidos sin conocer la derrota.

En la octava jornada, la Fragata volvió a hacerse fuerte fuera de casa, nada más ni nada menos contra Alvarado. La “ley del ex” de Germán Rivero (había jugado en el Torito hace unos años) se cumplió y, a pesar de que el equipo de Orfila no jugaba bien y su juego no era vistoso, Almirante seguía cuesta arriba.

Ya a cancha llena con miles de hinchas entusiasmados por el presente deportivo, los de Orfila recibieron a Gimnasia de Mendoza en lo que fue un mal partido del local. El Lobo mendocino golpeó rápidamente con un tanto de Rodrigo Castro a los 15’ del primero tiempo, pero otra vez Rivero dio su presente y sobre el cierre del partido puso el 1-1 final.

Comenzaron los altibajos

El mensaje era claro: Almirante ganaba, pero jugaba mal, muy mal. Sumaba todos los partidos, aunque no lo justificaba en el juego. Hasta que llegó el primer baldazo de agua fría.

Otra vez en Casanova, Almirante dio una pobre imagen y Lucas Cano aprovechó un error defensivo de los centrales Aurinegros dándole el único tanto a su favor a Güemes de Santiago del Estero, que se llevó las tres unidades de La Matanza.

Sin embargo, no había tiempo para lamentos. La fecha número 12 era clave para Almirante, porque en frente tenía a Deportivo Morón, equipo que -en ese entonces- peleaba el descenso a la Primera B Metro. Era el momento del batacazo.

En la cancha del Gallo, Almirante fue un digno rival y, a pesar de ir abajo dos veces en el marcador, igualó las dos veces, primero en pies de un desconocido Tomas Bugallo y luego gracias al aporte goleador de Rivero, quien aprovechó una exquisita asistencia de Diego Alejandro “Gurí” García y sentenció la igualdad final.

Tras quedar libre en la jornada 13, llegó quizás uno de los disgustos más grandes del Mirasol en la primera rueda. Enfrentaba a un Defensores de Belgrano en Casanova, donde lo superó en gran parte del encuentro, pero que estuvo muy flojo en definición. Una chance clarísima de Bazán sobre el final dejó a Almirante sin poder romper la mala racha de resultados que estaba viviendo. ¿El resultado? Otro aburrido 0-0.

Pero la situación empeoró cuando La Fragata viajó a Río Cuarto para visitar a Estudiantes. En Córdoba, los de Orfila no dieron pie con bola y protagonizaron un partido para el olvido. Fue derrota 0-2 ante los dirigidos por Sergio Vázquez.

En la fecha 16, Almirante volvía a presentarse en La Matanza frente a un All Boys que, al igual que Morón, peleaba por la permanencia. De los últimos cinco cotejos disputados, el Aurinegro había sacado tan solo tres puntos (tres empates y dos derrotas), por lo que la victoria era una obligación para seguir soñando con pelear arriba. Y así fue.

Almirante dominó al Albo desde el primer minuto y lo vapuleó con un contundente 3-0 (Rivero, Barrionuevo y Enrique los autores de los tantos). Así la Fragata volvería a sonreír después de varias semanas.

La alegría duró poco y nada, porque al Mirasol le tocaba jugar otro clásico de visitante, esta vez con Nueva Chicago, aunque en esta oportunidad la historia no fue como se deseaba.

En un partido en el que todos los errores de Almirante salieron a flote, los de Mataderos ganaron por 3-0. De a poco, el hincha de Almirante se cuestionaba si la conducción de Orfila era la correcta, aunque la dirigencia aún confiaba en él.

Una victoria inesperada ante San Martín de Tucumán en el Fragata Sarmiento (gol de Nicolás Bazzana en contra), le dio respiro a un Almirante que seguía dando señales de vida en lo más alto del grupo. Era la hora de jugar contra Temperley en zona sur, en un partido muy duro, que encontró la apertura del marcador en el último cuarto de hora gracias a un penal bien ejecutado por Diego García; aunque a un minuto del final y con uno menos -Matías Belloso había sido expulsado minutos antes- Rodrigo Rivero protagonizó un arbitraje escandaloso y cobró un insólito penal que Lucas Angelini canjeó por gol, decretando un injusto 1-1 final.

Buenos resultados, pero con dudas sobre el DT

Finalizó la primera rueda y a pesar de que Almirante se encontraba en la zona alta de la tabla, la forma de juego no convencía ni al hincha Mirasol y, poco a poco, se perdía el respaldo por parte del propio club.

De esta manera, llegó lo que fue una derrota clave para que el Mirasol baraje y vuelva a repartir. En la Isla Maciel, a la Fragata no le alcanzó arrancar el partido en ventaja con un buen gol de Lautaro César (de fugaz aparición y que en poco tiempo desapareció de la lista de concentrados-, ya que fue ampliamente superado por un San Telmo que facturo por triplicado.

«El Club Almirante Brown informa que Alejandro Orfila no continuará en el cargo de entrenador del plantel profesional. Le agradecemos por lo brindado y remarcamos el respeto, el compromiso y los valores hacia nuestra institución», fueron las palabras de despedida del club al Chano, quien fue apartado de su puesto.

Se busca DT

Y empezó la danzas de nombres: desde Walter Erviti hasta Walter Otta eran varias las opciones de una Fragata que navegaba a la deriva y que estaba a días de enfrentar a Patronato por la fecha número 10 que quedó pendiente por decisión del club entrerriano.

El encargado de dirigir a Almirante ese partido fue Gustavo Pinto, quien “deberá convencer a la dirigencia que puede ser el DT de Almirante”, según afirmaban medios partidarios en ese entonces. Como no puede ser de otra manera, DT que debuta, gana.

La sorpresa llegó en Entre Ríos, donde Almirante golpeó duro en su visita a Patronato con un gol de “carambola” de Bazán, resistido hasta entonces por el hincha Aurinegro.

Otra victoria ante Almagro, esta vez en Casanova, hacía que la posibilidad de que Pinto continúe siendo el DT -ya no interino- de Almirante tome cada vez más fuerza. Hasta que llegaron dos golpes durísimos: primero, la derrota 0-4 ante Agropecuario en Carlos Casares y un empate para el olvido con Brown de Puerto Madryn en el Fragata.

La llegada de un técnico inesperado

El sueño de Pinto de ponerse el buzo de director técnico de Almirante se esfumó y una noticia “sorpresa” cambió el panorama: Darío Franco, recordado por dirigir varios clubes grandes del ascenso y con paso en Primera División, era el nuevo DT del Mirasol.

De allí en más, cuatro victorias al hilo: 1-0 vs Defensores Unidos en Zárate, 2-1 ante San Martín de San Juan (con un golazo del Gurí de tiro libre), 2-0 ante Flandria en el Carlos V y 1-0 vs Alvarado.

Almirante era candidato serio y llegaba puntero a diez partidos del final. No obstante, la primera derrota en el ciclo Franco llegó: con uno menos en más de la mitad del encuentro, la Fragata cayó en Mendoza ante Gimnasia por 1-4.

Ya en Casanova -y con varias ausencias importantes como la de Jonathan Zacaría y el expulsado Axel Ochoa-, Alan Barrionuevo y Santiago Vera le dieron la victoria a Almirante frente a Patronato.

En la jornada 30, llegó el segundo escándalo en contra de Almirante en el torneo. La Fragata visitó a Güemes en Santiago del Estero y, si bien mereció llevarse la victoria, Franco Acita le anuló el gol del triunfo por un presunto offside de Germán Rivero, quien estaba habilitado. Las miradas comenzaban a estar contra los arbitrajes.

No había tiempo para lamentos y Almirante lo sabía. Faltaba poco y tocaba jugar ante Morón en el Fragata Sarmiento. Los de Fabián Nardozza llegaban como uno de los candidatos a arrebatarle la punta, luego de una buena racha de resultados.

Fue así que Morón golpeó primero, con gol de Franco García de cabeza, tras una desconcentración en la defensa Mirasol. De allí en más, Almirante intentó todo el partido revertir la situación, pero no lo lograba. No fue solamente el juego desprolijo, sino Sebastián Martínez no vio -o no quiso ver- tres claros penales que le hicieron al Mirasol: un agarrón sobre Rivero dentro del área, una símil infracción de otro central de Morón a Alan Barrionuevo y una mano que quedó en la nada. Un bombazo de Santiago Vera que pegó en el travesaño de Bruno Galván finalizó la esperanza de un potencial empate que nunca llegó.

Un respiro en medio del caos llegó en la jornada 33, cuando Almirante asistió a la cancha de Defensores de Belgrano a matar o morir, porque el Dragón también peleaba por posicionarse en lo más alto del torneo. Fue victoria 1-0 con gol de Bazan y la Fragata volvía a dar presente en lo más alto de la tabla.

La alegría duró poco y nada. En primera instancia, una humillante derrota 0-2 ante Estudiantes de Río Cuarto en Casanova, más una inmerecida derrota 1-2 con All Boys de visitante, lo dejaban a la Fragata mano a mano con Agropecuario y San Martín de Tucumán -principalmente- para disputarse el primer puesto.

Levantó en el sprint final

Y qué mejor que revivir a un equipo que deportivamente estaba derrotado que Nueva Chicago. Los de Mataderos llegaban firmes con su sueño de afianzarse al reducido y bajo el deseo de que Almirante pierda de forma definitiva la punta del torneo. Eso sucedió durante 89 minutos y el Torito casi lo logra. Pero no.

En la agonía del encuentro, Rivero acabó con su sequía goleadora, le ganó la marca a un tibio Juan Fedorco y fusiló a Daniel Monllor para explotar la algarabía de un Almirante más puntero que nunca.

Faltaban dos fechas para el final y tras la victoria de Agropecuario ante Alvarado de Mar del Plata, tanto el Mirasol como el Sojero compartían la punta, pero la diferencia de gol le alcanzaba al Agro para quedarse con la final.

No quedaba otra: había que ganar en Tucumán. Allí, San Martín tenía la chance de ser puntero si Agropecuario no ganaba su partido ante Gimnasia de Mendoza (que finalmente pasó, igualaron 0-0) y el Ciruja vencía a la Fragata.

Sin embargo, y ya sabiendo el resultado del Sojero, el empate tampoco era una mala opción. En la Ciudadela, Almirante infló pecho y tuvo la más clara del partido con un cabezazo de Enrique, pero no más que eso. Eso sí, anuló durante todo el partido a la ofensiva tucumana y se llevó un punto más que merecido para La Matanza y que lo situaba en el primer puesto junto al Agro, ambos con 58 unidades.

A matar o morir

Última fecha, Almirante recibía a Temperley -a quien le debía una “venganza” tras el escandaloso penal que inventaron en el partido de ida-, mientras que Agropecuario visitaba a Patronato en Paraná -que ya no peleaba por nada-.

La cuenta era simple, Almirante debía ganar y Agropecuario no debía sumar de a tres. En caso de que ganase el Agro, la Fragata debía golear excesivamente al Cele, ya que había seis tantos de diferencia de gol entre el Sojero y el Mirasol.

Con un estadio estallado de hinchas, socios y vitalicios, Almirante venció 2-0 a Temperley -goles de Leandro Guzmán y José Escurra-, mientras que Patronato -que mereció ganar- igualó 1-1 ante Agropecuario, dándole así la chance al Mirasol de jugar la tan ansiada final contra el puntero de la Zona B, Independiente Rivadavia de Mendoza.

 

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