Número de edición 8408
Espectáculos

Con «Golpe de aire», Mininno propone poético e intrincado ejercicio de la memoria

Teatro
«Golpe de aire», estrenada en el Teatro Sarmiento no es una obra fácil, pero confirma el talento y la visión de su dramaturgista y director Marcelo Mininno, para quien el escenario es su lugar inevitable.

Con actuaciones de Andrés D`Adamo, Lautaro Delgado, Silvia Oleksikiw, Germán Rodríguez y Raquel Sokolowicz sobre una funcional escenografía de René Diviú, la pieza trata sobre la escritura, la memoria, la dificultad de la palabra.

Curiosamente se presenta en el mismo escenario donde el año pasado se estrenó «Ulises no sabe contar», de Ariel Farace, quien desarrollaba temas similares aunque a partir de lecturas del famoso texto de James Joyce.

Aquí parece haber algo autobiográfico, como sucedía con «Lote 77», que llamó la atención sobre su dramática y le dio prestigio a Mininno en el ámbito off, ya no como el competente actor que es sino como un teatrero cabal.

La acción de «Golpe…» se ubica en el verano de 2001 en una playa quizás atlántica de la Argentina, lejos en lo geográfico pero con reverberancias de la crisis que estuvo a punto de pulverizar la vida ciudadana.

Allí la crisis es otra y el dramaturgo la desarrolla en forma coral, sobre un novelista que regresa a ese lugar durante los veranos y trata de poner orden en una escritura que no logra dominar, tales los demonios que lo habitan.

Hay una pareja que habla de un hijo pequeño, una mujer de al lado que se queja de los ruidos que provoca el chico, se prepara un cumpleaños infantil pero no sucede nada; el chico no se ve, se desconoce su destino, las acciones se repiten.

Llaman la atención los nombres de los personajes: Salvador, Cielo, Franco y Clara, que de algún modo sugieren el espíritu de cada cual, aunque el de Lautaro Delgado se llama nada menos que El que Busca en las Palabras, protagonista a pesar de sí.

Hay una permanente enmienda en la escritura de esa obra que Mininno muestra abiertamente al espectador a través de su quinteto de actores, que por momentos parecen prototipos y luego mutan, entran en letargo o quedan al margen.

Ese rompecabezas que la obra resulta y remonta a través de pasajes notoriamente poéticos -de otro modo sería de difícil tránsito- parece más que nada un largo texto existencial, más literario que escénico.

Pero por fortuna la mano del director logra que esas figuras que se enfrentan, levantan la voz, repiten acciones e incluso protagonizan escenas de amor, cobren vida a través de trabajos concienzudos y de técnica afinada.

Es importante la función del aire que sugiere el título y que se manifiesta en la inhalación-exhalación propia de ciertos ejercicios teatrales, pero también puede referirse al soplo de la creación, ese misterio tan esquivo.

Hay también un permanente traslado de los personajes, una única puerta que se abre cada vez que Cielo -la chica bella- toca el timbre y una torta largamente anunciada jamás sale de la heladera abierta una y otra vez, todo es una vorágine sin sentido, quizá metáfora de lo que siente el que narra.

Se nota un arduo trabajo del creador-director con sus actores, con el compromiso de su espectáculo, al que hay que estar atento porque no es fácil de discernir en todo momento, no siempre permite participar en el juego.

«Golpe de aire» se presenta en el teatro Sarmiento (avenida Sarmiento 2715, Capital), de jueves a domingos a las 21.

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