Número de edición 8334
Derechos Humanos

La Iglesia minimizó los dichos de un cura que defendió a un detenido en una causa de DD.HH.

El arzobispo de Rosario, José Luis Mollaghan, intentó minimizar los dichos del cura párroco de la Catedral de esta ciudad, Raúl Giménez, quien durante una misa pidió ante la feligresía por el ex capellán de la policía local durante la dictadura, Eugenio Zitelli, imputado y con prisión domiciliaria por crímenes de lesa humanidad.

Mollaghan advirtió que el sacerdote no intentó “hacer una evaluación” acerca de la situación procesal de Zitelli sino que quiso “pedir con caridad por quien conoce en razón de haber sido su condiscípulo desde el seminario”.

En respuesta a una nota enviada por organismos de derechos humanos locales pidiéndole explicaciones por los dichos de Giménez, monseñor Mollaghan sostuvo que el párroco de la Catedral rosarina “ha manifestado que en esa ocasión, su deseo fue pedir con caridad por quien conoce en razón de haber sido su condiscípulo desde el seminario, y por los años de ministerio sacerdotal transcurrido”.

Y aclaró que no intentó “hacer una evaluación sobre su situación judicial en cuanto al capellán de la Policía de Rosario”.

Giménez realizó en la misa matinal del viernes 18 de noviembre “una petición personal por mi querido amigo, un sacerdote que por estas horas está pasando momentos difíciles pues está siendo injustamente acusado de cosas que no cometió”.

De acuerdo al testimonio de la periodista rosarina Susana Pozzi, quien participó de la misa en su condición de creyente, Giménez dijo que a Zitelli -a quien no mencionó por su nombre- “lo acusan de haber sido partícipe de torturas y violaciones cuando era capellán” de la Policía de Rosario, durante la última dictadura.

Giménez señaló: “Mi amigo sólo fue capellán, son mentiras todas esas cosas que se dicen por estas horas, no torturó ni avaló violaciones como dicen. Sólo por haber sido capellán lo están injuriando”.

Esa misma semana, el juez federal rosarino Marcelo Bailaque había citado a indagatoria a Zitelli, quien hasta hace meses fue el párroco de la iglesia San Pedro de la localidad santafesina de Casilda.

Tras la negativa de Zitelli a declarar, el juez le concedió la prisión domiciliaria en una Casa de Retiro que la curia local posee en la localidad de Zavalla, ubicada al oeste de Rosario.

Zitelli está imputado por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura en el centro clandestino de detenciones que funcionó en el Servicio de Informaciones policía local, en su condición de capellán de la fuerza de seguridad.

Varios testimonios de sobrevivientes lo señalan como justificador de la represión ilegal y algunos lo ubican participando en la sala de torturas del campo de concentración.

En su nota de respuesta a los organismos defensores de los derechos humanos, el arzobispo de Rosario señaló que “monseñor Zitelli se encuentra detenido por orden de la justicia federal, con prisión domiciliaria en una casa de retiro de la localidad de Zavalla, observando lo que se debe observar”.

“En cuanto a la situación judicial del sacerdote Zitelli ‘sigue el texto’, este Arzobispado respondió en varias ocasiones a los requerimientos de la justicia y está a su disposición en lo que corresponda”.

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