Número de edición 8408
Cultura

Los Palabristas de hoy y de siempre: Margarita del Carmen Brannon Vega

Los Palabristas. La reseña biográfica de hoy es sobre Margarita del Carmen Brannon Vega, conocida por su seudónimo Claudia Lars (Armenia, 20 de diciembre de 1899-San Salvador, 22 de julio de 1974) fue una poetisa salvadoreña. Su obra es considerada de un depurado lirismo y destaca por su dominio de la métrica.

Los Palabristas
Los Palabristas

Por Mónica Caruso
revistaliterarialospalabristas@gmail.com

Sus padres fueron el ingeniero estadounidense de origen irlandés Peter Patrick Brannon y la salvadoreña Manuela Vega Zelayandía. Durante su infancia fue amiga de  Consuelo Suncín , quien se casaría con  Antoine de Saint-Exupéry .

Inició su educación en su propio hogar, a cargo de la educadora Mercedes Mendoza, y posteriormente estudió en el Colegio de La Asunción de la ciudad de  Santa Ana .

En su adolescencia, a los 17 años, y gracias al general  Juan José Cañas , logró que un cuadernillo de poemas de su autoría fuera publicado con el nombre Tristes mirajes. No se conserva ninguna copia del mismo.

Asimismo, inició una relación sentimental con el poeta  nicaragüense   Salomón de la Selva  en  1919 , pero sus padres rompieron la relación y enviaron a la joven a  Estados Unidos , donde conoció a Le Roy Beers, su primer esposo. En el país enseñó castellano en la Escuela Berlitz de  Brooklyn.

Viajes y publicaciones

Claudia Lars promulgó, incontables textos en el Repertorio Americano: 98 colaboraciones desde 1921 hasta 1948.

Claudia Lars regresó a El Salvador junto a su esposo en  1927  al haber sido nombrado el señor Beers cónsul de Estados Unidos, y ese mismo año la escritora dio a luz a su único hijo, Leroy Beers Brannon.

Al mismo tiempo, departió con los intelectuales de la época, entre ellos  Salarrué ,  Serafín Quiteño  y  Alberto Masferrer . En  1933  comenzó a usar el seudónimo Claudia Lars.

Publicó el libro Estrellas en el Pozo en  1934  y también participó en programas líricos radiofónicos para público infantil. De igual manera, colaboró en la Página de los niños de  El Diario de ayer antier y antier .

A inicios de la siguiente década, Claudia Lars obtuvo el segundo lugar de los Juegos Florales de la Feria Novembrina en  Guatemala , realizado en  1941 , gracias a su obra Sonetos del arcángel.

También serían publicadas algunas de sus creaciones como La casa de vidrio ( Santiago de Chile ,  1942 ), Romances de Norte y Sur ( 1946 ), Sonetos y Ciudad bajo mi voz ( 1947 ), ganadora del certamen conmemorativo del IV Centenario del título de Ciudad de San Salvador.

 

En estos años, Lars, como agregada cultural de la embajada de El Salvador, partió hacia Guatemala en  1948 , donde conoció a su segundo esposo,  Carlos Samayoa Chinchilla , de quien se divorciaría en  1967 .

Antes de contraer nupcias, trabajó empacando duraznos en Estados Unidos, traduciendo historietas para  Walt Disney  y colaborando para periódicos antifascistas salvadoreños.

Claudia Lars destaca por su lirismo y por un dominio impecable de la métrica y un estilo evolucionando hacia una madurez en el campo de la poesía.

Influencias marcadas de Claudia:
Influencias: Inolvidable y tempranera, la de Amado Nervo, el místico… Después, la de Francis Thompson y Christina Rossetti.

Más tarde, la de Gabriela Mistral (en mis temas maternales e infantiles) y quizá, en algunas composiciones o inspiraciones, la de Juan Ramón Jiménez.

No digo con esto que esos poetas se adivinen detrás de mis versos. Solamente quiero decir que de ellos brota lo mío —con su propio color y movimiento—, como brota el manantial pequeño del agua invisible y maternal que está escondida allá dentro…en las profundidades de la tierra…

Últimos años
De regreso a El Salvador, trabajó en el Departamento Editorial del Ministerio de Cultura (actual  Dirección de Publicaciones e Impresos ) donde dirigió la revista Cultura.

Publicaciones de esta época fueron: Donde llegan los pasos ( 1953 ), Escuela de pájaros ( 1955 ), Fábula de una verdad ( 1959 ) y las memorias  Tierra de infancia .

Otras obras suyas resultaron galardonadas en los años siguientes, tales como Sobre el ángel y el hombre, segundo lugar del Certamen Nacional de cultura de  1962 , y Del fino amanecer, primer premio compartido de los Juegos Florales de  Quezaltenango  en  1965 .

Asimismo, una recopilación de su obra fue elaborada por  Matilde Elena López  con el nombre Obras escogidas.

Antes de su muerte obtuvo un doctorado Honoris Causa de la  Universidad Centroamericana José Simeón Cañas , siendo además distinguida con la  Orden José Matías Delgado .

De manera póstuma sería divulgada Poesía última, impresa por la Editorial Universitaria, y también  David Escobar Galindo  elaboró Sus mejores poemas, editada por la Dirección de Publicaciones en  1976 .

En  1999 , en conmemoración del centenario de su nacimiento, el  Consejo Nacional para la Cultura y el Arte  publicó dos volúmenes de su Poesía Completa, recopilada por  Carmen González Huguet .

Algunas obras
Estrellas en el Pozo ( 1934 ).
Canción redonda ( 1937 ).
La casa de vidrio ( 1942 )
Romances de Norte y Sur ( 1946 ).
Sonetos ( 1946 ).
Ciudad bajo mi voz ( 1946 ).
Donde llegan los pasos ( 1953 ).
Escuela de pájaros ( 1955 ).
Tierra de Infancia ( 1958 ).
Fábula de una Verdad ( 1959 ).
Presencia en el Tiempo ( 1960 ).
Girasol ( 1962 ).
Sobre el ángel y el hombre ( 1962 ).
Del fino amanecer ( 1964 ).
Nuestro pulsante mundo (apuntes sobre una nueva edad) ( 1969 ).
Obras escogidas ( 1973 ).
Poesía última ( 1974 ).

Poema
Claudia Lars
Ángel enamorado
de la doliente casa de los hombres;
criatura sin pecado
que dejas, olvidado,
el nombre eterno en terrenales nombres;
tu escondida presencia
es un fulgor que canta o que suspira;
la muda confidencia
se escucha en la conciencia
y a veces… con el aire se respira.
Proclamo tu blancura;
quiero explicar espacios que no entiendo:
aquí… mi luz oscura,
allá… lágrima pura,
y el mundo su ceguera defendiendo.
Si tu mano en mi mano
coge parte del río que se bebe;
si la hoja y el grano
del pulsante verano
son en tu fino amor latido breve;
prolongado latido
es en mi corazón lo que despiertas;

y vives recogido
en mi frente o perdido
por esta noche de cerradas puertas.

Escucho los rumores
que vienen de la pálida ribera;
con mis versos menores

y mis grandes amores
persigo la existencia verdadera.
Tu designio me obliga

a encontrar el camino innominado;
tu desvelo me liga
a dolor y fatiga

del que va con el grito desgarrado.
Alumbras y sostienes;
brotan dulces praderas de tu aliento;

estás conmigo… vienes
del soplo que mantienes
en vasto y poderoso movimiento.

Buscándote en mi sombra
-entre el miedo de ser y de acabarme-
cuando el alma te nombra, al nombrarte se asombra

de que quieras oírme y ampararme.
Morador de mi sueño:
por tu brasa de luz, por tu alborada,

este día pequeño,
este fugaz empeño,
son tu abismo de vida y tu posada.


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