Hugo López Carribero. Juan Bautista Alberdi estableció como pilares del sistema republicano la publicidad de los actos de gobierno, la división de poderes y la rotación de los hombres en los cargos públicos.
Claro está que los políticos que podemos observar todos los días jamás han leído a Alberdi.
Para ellos no hay rotación en los cargos públicos.
Ante esta observación, los candidatos pretender esgrimir el roñoso argumento, sobre la base del cual sus candidaturas serían legítimas, toda vez que el electorado los elige, en el cuarto oscuro.
Con ello se pretende, también poner sus candidaturas en el marco del sistema republicano de gobierno. Ello dicen: “Yo no quiero, pero el electorado me lo pide”.
Pobres muchachos, sacrificados a componer una banca legislativa, sin deseos, sin ganas y contra sus voluntades. Un verdadero y abnegado, generoso y desprendido servicio a la Patria, ¿vio?
Es éste un argumento mezquino, tacaño, avaro y miserable, de baja catadura y de paupérrima conciencia moral y republicana.
Esto es así toda vez que los principios y valores republicanos no se ejercen desde la sociedad hacia el individuo, sino por el contrario, del individuo hacia la sociedad. Y eso es lo que esconden los candidatos consuetudinarios, de manera cínica y desvergonzada por cierto.
Es el individuo, y no la sociedad, el que debe dar un paso al contado. Es el individuo el que debe ejercer la conciencia del ciudadano republicano, y no la sociedad. Es el individuo el que debe poner freno a sus propias inquietudes reeleccionistas. Es el individuo el que debe diferenciarse de la voluntad populista.
