Señor director: La información en lo cotidiano se ha transformado en los últimos minutos y días, en una guerra mediática que parece colonizar a todos cual virus del ébola. El tiempo con su espada justiciera deja entrever que no importa cuánto gritemos lo mucho que nos molestan algunos discursos baratos, siempre habrá una mafia ratonera al costado de una indisciplina que ni siquiera nos pertenece.
Un abolengo se cae del catre y los cabecitas negras parecen una secta cuando de defender sus derechos se trata. No hay ley aceptable si primero no subyace en la piramide del ejemplo. ¿Cuándo hubo fuga de cerebros? No sé, pero mientras esperamos a verificar si los pocos que quedan son lo suficientes confiables, el país renace como el Ave Fenix, ni vencedores ni vencidos.
Miriam Nancy Rojas
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