Número de edición 8328
Provinciales

Forma de vida de los pueblos

La corrupción atraviesa la forma de vida de los pueblos

La corrupción atraviesa la forma de vida de los pueblos

La corrupción es uno de los problemas que aquejan y preocupan a los argentinos. Esto tiene que ver con la multiplicidad de hechos que ocurren en la sociedad y que involucra a cualquier ciudadano que detenta una cuota de poder, no importa cuan de importante es la persona, ya que cuando hablamos de corruptos de menor a mayor podríamos decir que un agente de tránsito que exige la entrega de una suma dineraria para no labrar una acta de infracción de tránsito, es un acto de corrupción, más allá de la figura penal que pueda caberle a ese funcionario público.

Rodolfo E. Brizuela
(El Chango)
Ex juez de Menores

Partiendo de ese ejemplo que sería lo mínimo, pero que en realidad es de gravedad profunda, nuestra sociedad se encuentra desde hace décadas con hechos que tienen que ver con la corrupción, pero ya en niveles de poder más importantes, y es así que los ciudadanos de a pie fuimos tomando conciencia de los hechos de corrupción que al margen de saber que hay actos corruptos, comenzamos a tomar conocimiento de los diferentes hechos que en definitiva perjudican a la sociedad.

Desde el retorno a la democracia, hemos escuchado de diferentes hechos de corrupción y así recibimos información que se emitía por diversos medios de comunicación donde daban cuenta de situaciones anómalas de distintos personajes que mostraban un cambio de vida social y ello a partir del acceso a puestos de poder. Esa modificación del rol en la sociedad, se fue notando en el poder adquisitivo de esas personas, el paso brusco de una manera de vivir a otra donde se requiere muchos más recursos económicos para mantener ese nivel.

La ciudadanía pudo vivenciar como fueron cambiando los paradigmas culturales que nos legaron nuestros abuelos, desde donde se nos inculcaba que para progresar había que estudiar y trabajar. Pero comenzó a tornarse difícil mantener esos paradigmas como una manera de enseñanza a los hijos, porque comenzamos a ver que los ejemplos que tenían que ir de arriba hacia abajo no funcionaban y lo peor, observamos que los que contaban con una mínima cuota de poder y de allí para arriba utilizando ese poder se enriquecían y la distorsión de los valores se transformó en un común denominador.

La corrupción atraviesa todos los estamentos sociales y con ella está emparentado el delito en sus múltiples expresiones, tráfico de drogas, tráfico de personas, tráfico de armas, tráfico de influencias, malversación de fondos públicos, enriquecimientos ilícito, lavado de activos financieros, etc, etc, etc., y a partir de allí otro concepto que la sociedad aprendió a utilizar y criticar que es impunidad.

Hemos visto dirigentes que llegaron a sus puestos de trabajo con un caudal mínimo de bienes pero a poco de desarrollar sus actividades, vemos que todo cambia en el mundo que los rodea, su nivel de vida cambia y crece de manera inversa al crecimiento de un trabajador común y siempre el silencio social terminó siendo una especie de cómplice al no exigir rendición de cuentas. Muchos políticos aumentaron no solo su poder, sino que proporcionalmente con el mismo acrecentaron su patrimonio, también ocurrió lo mismo con dirigentes sindicales, con dirigentes deportivos y con dirigentes empresariales que haciendo negocios non santos se enriquecieron de manera desproporcionada.

El paradigma del silencio parece haber perdido vigencia en razón de haberse iniciado entre comillas todo un proceso institucional de investigación de hechos que tienen que ver con la corrupción. No podemos pecar de inocencia, sino reconocemos que el silencio y el mirar para un costado por parte de Poder Judicial, ayudaron a que todo fuera creciendo hasta ser casi incontrolable. No es inocente trabajo judicial lo que hoy presenciamos de investigaciones a dirigentes políticos, gremiales y hasta referentes de las fuerzas de seguridad, con procesos judiciales estruendosos donde por momentos nos llevan a pensar que hay una sobreactuación en la justicia y se genera una corriente de opinión negativa para esos dirigentes.

Las políticas de estado que pergeñaron los dirigentes ayudaron a conductas que mostraron la peor cara de la corrupción, así vemos hoy dirigentes políticos y sociales sometidos a procesos a consecuencia del manejo indiscriminado de fondos públicos y de enriquecimientos inexplicables de sus patrimonios. Es necesario entonces modificar el paradigma cultural que nos llevó a sostener casi religiosamente el silencio que terminó siendo cómplice de los que violaron las reglas normales de convivencia.

A lo largo y ancho del país, pudimos observar funcionarios policiales que nunca fueron mayoría, pero que se relacionaron con grupos delictuales de narcotráfico, juego clandestino, tráfico de personas conformando asociaciones ilícitas protegidas por el manto de la impunidad que les daba su jerarquía de poder. Dirigentes sindicales que de ser simples trabajadores se convirtieron en poderosos dirigentes que se enriquecieron de manera nada clara, debiendo hoy dar explicaciones en la justicia. Dirigentes políticos y empresarios que también deben explicar su accionar y sus manejos que los llevaron a enriquecerse de manera desmedida, también dirigentes sociales que amparados en la sombra de organizaciones sociales o de fundaciones, manejaron de manera totalmente desprolija los capitales asignados por el Estado, y que hoy la justicia trata de verificar sino había detrás de ello la figura delictual de defraudación.

El actual gobierno tras aprobar la reforma previsional que generó una gran polémica y tras continuar con la política de ajuste de las tarifas a partir del 1° de febrero ganó una pérdida importante de la imagen presidencial y el Sr. Presidente presenta un plan de reducción del gasto político del Poder Ejecutivo de la nación, manifestando que el ajuste le llegó a la política, dejando en claro que no puede haber en el ámbito del gobierno nacional trabajando familiares de los ministros o demás funcionarios y resulta que hay muchos familiares de Ministros y otros funcionarios trabajando en el área del poder ejecutivo nacional.

Esto lleva a preguntar, los familiares de los ministros y secretarios que dejan la órbita del Poder Ejecutivo Nacional por la medida anunciada por el Sr. Presidente, vuelven a su casa o a la actividad privada o serán reubicados en la órbita del gobierno de la ciudad o de alguna de las provincias manejadas por el partido gobernante?. Mas allá de todas las explicaciones que puedan darse, no hay dudas que se está procurando un cambio y el presidente dijo que se procura la transparencia pero me parece que la medida tomada obedece a tratar de limpiar la imagen negativa del presidente y esto de nombrar a los parientes en el gobierno cuando uno es parte del gobierno, también entra en el marco de la corrupción.

La corrupción, genera víctimas y victimarios, las primeras son las personas que padecen la falta de cobertura de salud, los que ven perder a su familia por la droga, los que terminan siendo explotados, los que pierden la esperanza de vivir en un país mejor y los segundos son los que ingresaron en un circuito que dejaron de lado el orden institucional y conviven con el delito en la creencia que tienen un marco de impunidad. La Justicia debe poner orden, pero es necesario una justicia creíble, para que los pueblos pierdan el miedo luchar contra corrupción.

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