Número de edición 7940
Opinión

Lo que quedó de la protesta: ¿La marcha de la bronca?

Análisis cotidianos en tiempos post- modernos
Mucho se ha dicho sobre la marcha contra el gobierno de Cristina, se han escuchado distintas opiniones y posturas, incluso se llegaron a comparar las movilizaciones con lo que pasó el 17 de octubre de 1945 en su carácter de “espontaneidad pura”. También se destacó mucho el aspecto supuestamente “no partidario, apolítico y pacífico” del asunto. De los ecos de las cacerolas sólo quedan hechos palpables que permiten vislumbrar lo poco espontáneo que tuvo el evento, y su cara organizada y encuadrablemente política.
Primero que nada resulta bastante difícil de equiparar dos eventos como las marchas contra el gobierno y las del 17 de octubre de 1945 porque difieren en la raíz de su origen y base. Las movilizaciones que liberaron a Perón en el 45’ estaban fuertemente motivadas por una clara ideología partidaria, mientras que en las últimas uno de los discursos que más se escuchaba era precisamente “la falta de una representación opositora partidaria”.

Por Jonathan Víctor Agüero Cajal
jonathan.aguero.diarionco@gmail.com

Ahora que las marchas no hayan sido guiadas por una “fuerza partidaria opositora”, no quieren que decir que no tengan un discurso político. Fue una movilización “política” en el carácter de decir “estamos en contra del gobierno de Cristina”. Con respecto a la “espontaneidad” de lo sucedido, se debe poner en cuestionamiento el hecho de que varios días antes fue fuertemente impulsada desde las redes sociales, sumando el dato curioso de que había varios camiones bien preparados con equipos de sonido, varios carteles repetidos con las mismas consignas y una impresionante “cobertura instantánea” en cada punto provincial donde se juntaron los manifestantes. Eso, es organización.

Sin embargo, ya que esto se trata de un análisis, hay que analizar el otro frente y ser también críticos. Lo justo es lo justo. Los ciudadanos quieren preguntar, marcharon y marcharán porque hay cuestiones que están muy planteadas, hay que reconocer que la presidente muchas veces tiene formas protocolares no muy amistosas para su pueblo, para ese 54%, para ese tan especulativo “54”. Esto quedó demostrado en el caso “Harvard”. La representante de los argentinos no puede comunicarse en esos términos. Nadie está en contra de esto, sino lo que se exige es reconocer los errores (nadie es perfecto) y corregirlos. Aún queda mucho por hacer de aquí a 2015. Nadie desea la destitución del gobierno (al menos una opinión ciudadana bien formada). Sino por el contario se desea lo mejor. Reconocer los errores no hace menos débil al guerrero. El “autoconvencimiento” que vivimos hoy en día es un arma de doble filo. Y ésa es la falta precisamente en que caemos a diario.

A su vez, también puede ponerse en tela de juicio lo poco pacífico que fue. Al escuchar los videos que quedaron, donde frases tan hirientes como desearle la muerte a una presidenta o menospreciar la ayuda asistencial de los planes sociales, pueden traducirse en un rechazo y una crítica a los logros sociales (o aciertos) de este gobierno. Pero tampoco representa a la totalidad de los que estaban allí. Por otro lado, como aspecto rescatable, la marcha sirvió para demostrar la libertad de expresión en nuestro país. Es bueno saber que podemos salir a reclamar, a preguntar, a exigir la comunicación que el máximo representante de nuestro gobierno debe cumplir. Y es sólo un pedido para conocer, para saber.

Estamos frente a un problema generacional y propio del momento histórico en el que estamos. La plena posmodernidad a nivel mundial genera este fenómeno de acefalia política alrededor de todo el globo. Ya no hay partidos, sólo comunicación política centrado en alguna figura líquida, la realidad es líquida. Las intenciones y los frentes de batalla se confunden y ya no existen las oposiciones, las alternativas. ¿Qué es la política al fin y a pesar de todo hoy en día? Algo que está cambiando y se está modificando de manera tan incierta, tanto que el peso de la opinión pública hoy… Se expresa y se organiza desde internet.

Finalmente, entre las distintas declaraciones de los políticos presentes en la marcha, Francisco de Narváez invita a una autoreflexión sobre esta oposición fantasma “(los que fueron) reclamaron al gobierno nacional por lo que está haciendo mal” pero también “a nosotros por lo que no estamos haciendo bien”, “La gente quiere y necesita que quienes tenemos este compromiso y convicción la representemos en una forma de unión” (…) “creamos una expectativa y no la cumplimos”.
JVAC.

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