
Diario NCO dialogó con Silvia Ayala, flamante presidenta de la cooperativa Mielcitas. Los trabajadores de la ex Suschen, que también fabricaba golosinas populares como los alfajores y el Naranjú, decidieron continuar produciendo bajo la forma de cooperativa de trabajo, después de tres meses de espera de un inversor y frente al abandono de los dueños de la empresa, Roberto y Maximiliano Duhalde.
Por Emilio González Larrea
Diario NCO conversó con Silvia Ayala, flamante presidenta de la cooperativa. ¿Por qué se decidieron por la cooperativa?
“Quisimos continuar con algún empresario privado, estuvimos casi tres meses manteniendo la planta ocupada, preservando el espacio y las máquinas, pero no apareció nadie que hiciera una propuesta que conviniera a los trabajadores. La única propuesta que recibimos para hacerse cargo de la fábrica implicaba reducir a la mitad el personal, perder la antigüedad, las indemnizaciones y comenzar de cero para nosotros. Así que decidimos tomar la empresa en nuestras manos en forma de cooperativa”.
¿Qué paso con las deudas que tenían los propietarios con ustedes?
“Ellos se borraron y no aparecieron más. Estamos sin ningún ingreso desde el 11 de julio. Nadie nos dio ninguna respuesta, tampoco la Secretaría de Trabajo que se lavó las manos. Por lo tanto es urgente que comencemos a producir y comercializar para tener algo para llevar a nuestras familias. Después de casi tres meses nos encontramos en una situación desesperante”.
¿Tienen todo para arrancar la producción y comenzar a generar ingresos para ustedes?
“Previamente a tomar esta decisión nos informamos con el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) sobre cómo sería esta forma de organización de la fábrica. Estamos en un camino nuevo que es continuar como cooperativa de trabajo y para eso tenemos la maquinaria, la materia prima la vamos procurando, ya sea por acuerdo con algunos proveedores y porque también hemos reunido un fondo producto de actividades en la puerta de la fábrica y con donaciones solidarias de algunas organizaciones, con el cual compramos insumos para la producción. Un tema importante es con respecto al alquiler del edificio que estamos negociando con el dueño y el Municipio. La idea es seguir produciendo todos los productos tradicionales como las Mielcitas, el Naranjú, el girasol, el alfajor Suschen y las galletitas surtidas”.
¿Cuántos trabajadores participan en la Cooperativa?
“Éramos 101 trabajadores cuando se cerró la empresa, pero los que quedamos organizados como cooperativa somos 88: 66 mujeres y 22 hombres. Sin embargo, las puertas están abiertas. Si esos compañeros que no se sumaron quieren volver en algún momento, lo decidiremos entre todos”.
¿Qué pasa con la parte legal de la cooperativa?
“Estamos esperando una respuesta sobre la matrícula del organismo que regula estas empresas sociales, el INAES, que es lo que necesitamos para comenzar a operar. Y esperamos que el Estado municipal nos apoye. Entendemos que es un momento difícil desde lo económico social y en un momento de transición política, pero por nuestra parte le vamos a poner ganas. Vale la pena este esfuerzo, no solo por nosotros y nuestras familias, sino también para demostrar que los trabajadores podemos manejar la fábrica. Los patrones sin los trabajadores no son nada, en cambio nosotros sin ellos podemos sacar adelante la fábrica”.