Nora Adámoli
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La obra del periodista y escritor Carlos Correa ya tiene fecha, hora y lugar de lanzamiento: será el 25 de junio a las 18.30 en el Centro Cultural Valentín Barros. En diálogo con NCO, que siempre será su segunda casa, el autor resumió que este libro es “una nueva y fuerte mirada respecto al sentido de la vida a partir del acontecimiento más doloroso que le puede pasar a cualquier ser humano”. También, adelantó que en sus páginas apunta a tratar de dejar “un renovado mensaje de fe y esperanza” para todos aquellos padres y madres que tuvieron la desgracia de sufrir la pérdida de un hijo.
Quien lo desee puede asistir. La presentación será el próximo martes a las 18.30 en el CCVB, ubicado en la Avenida Illia 2340, en San Justo. “Hay una gran variedad de invitados, entre amigos, vecinos, colegas, funcionarios municipales, representantes de Derechos Humanos de la Nación, compañeros de trabajo de Damián, representantes del Grupo Renacer, de Autores de La Matanza, del Club Almirante Brown y mucha gente que me conoce por la profesión de periodista y que ha estado muy atenta y comprometida con lo que pasó con mi hijo y con el desarrollo de la causa”, comentó Correa.
Asimismo, mencionó que a través de las distintas redes sociales realizó una convocatoria general para que a todo aquel que le interese la temática, se pueda acercar al lanzamiento. De hecho, creó una página en Facebook dedicada exclusivamente a brindar información sobre la obra.
“La entrada es libre y cada asistente se irá con un ejemplar, dado que el mismo es de distribución gratuita. Esto gracias a la gestión de dos grandes amigos que me tramitaron unos subsidios y fue así que los pude imprimir, ya que al igual que sucedió con Adiós Damián -su primer libro al respecto- jamás consideré la posibilidad de comercializarlo, porque esta es una temática muy sensible que merece ser difundida y de ninguna manera pretendo sacar un rédito económico de un acontecimiento tan doloroso”, enfatizó Correa.
Según comentó el autor, el género literario del libro se lo puede denominar como un relato autorreferencial. “En realidad, la matriz de la obra es esa, pero con el correr de las páginas se van a encontrar con una contenido mucho más amplio. Esto es así porque aparte de contar mi experiencia de cómo hice para sobrevivir a la muerte de mi hijo, incluyo varios artículos con relatos de algunos profesionales de la psicología y sobre todo, con vivencias de otras madres y padres en mi misma condición”, remarcó.
Asimismo, mencionó que en el libro se encuentran publicados algunos artículos que hacen referencia a algunos conceptos con los que no se encuentra demasiado de acuerdo, pero argumenta esta elección aseverando que lo hace para que la diversidad de opiniones sea más amplia y el que lo necesite, tenga a mano varios pareceres a la hora de elegir un camino a desandar.
“Para estos casos no hay una única receta. Cada uno tiene su propia historia de vida y cada caso es único, por eso lo ideal es tener varias opciones para optar por la que mejor le parezca a cada uno. Todas las elecciones son válidas: desde el que acude a grupos de autoayuda, los que se aferran a profesionales, o los que buscan refugio en la religión…en fin, mientras sea para estar bien, todas las opciones son válidas”, destacó.
¿Qué diferencias encuentra con su anterior libro, “Ad¡ós Dam!án”?
Carlos Correa admitió que si bien esta obra tiene un perfil parecido a la anterior, porque el disparador vuelve a ser la muerte de su hijo, no la calificaría como una continuación de su primer libro, sino como una “nueva y fuerte mirada respecto al sentido de la vida a partir del acontecimiento más doloroso que le puede pasar a cualquier ser humano”.
“En realidad, creo que en este libro hablo más de la vida que de la muerte, es que esta experiencia me permitió observar y lo entiendo perfectamente, que la sociedad tiene una especie de negación con la muerte…y lo comprendo porque yo antes pensaba lo mismo, que estas cosas le sucedían al otro y que mejor no hablar de ciertas cosas. Sin embargo, como se ve, nadie está exento de nada en esta vida…”, destacó.
¿Qué opinión le merece su propia obra?
“Opino que es un libro que si bien tiene como destinatarios principales a aquellos padres y madres que viven sumidos en este dolor, mi intención es llegar a los lectores en general, para concientizarlos de una realidad muy difícil, pero no imposible de sobrellevar. Todo el mundo tiene un amigo, un vecino, un familiar o un conocido que está pasando por ese dolor y generalmente no se sabe cómo manejar la situación cuando se lo cruza. Qué conviene decir o no decir, cómo hacer para contenerlo, cómo tratarlo…y aprender eso es muy bueno, porque quien no pasó por esa circunstancia no se imaginan lo importante que es para nosotros que no lo ignoren, lo doloroso que es que lo esquiven y al contrario, lo gratificante que resulta que a uno le recuerden a ese hijo que ya no está, lo hayan conocido o no. Claro que no siempre amerita referirse al tema, pero a veces un abrazo suele ser un gesto que es muy valorado, porque a través de ese contacto se pueden decir más cosas que mil palabras”, explicó.
¿Qué le diría a todas aquellas personas que están atravesando una situación similar a la que le toca vivir desde hace cinco años?
“No podría decirles nada en general porque todos somos seres únicos e irrepetibles y cada caso es una historia distinta. Ahora, mano a mano y viendo a la persona a los ojos, uno puede inferir qué es lo que anda necesitando y actuar en consecuencia”, comentó. En este sentido, explicó que tuvo algunas experiencias al respecto y si le abren el juego, él opta por contar su caso y trata de inducirlos a que elijan determinado camino.
“Tampoco me pongo como ejemplo, porque lo que a mí me sirvió, por ahí a otro no le alcanza ni para empezar. Depende mucho de su entorno familiar y/o laboral, de su relación con el hijo que ya no está, de algunas culpas o de otros matices que suelen ser muy personales”, aclaró.
Palabras finales
“Me gustaría insistir en esto: no me considero ejemplo de nada y menos aún que me creo un superado. Para nada, sigo teniendo mis bajones, pero aprendí a manejarlos con mucho esfuerzo. Es que me propuse poder lo que otros por ahí no pueden y ser una pequeña voz de los que no tienen voz. Cada uno elige la manera de ayudar a los otros y a mí me hace muy bien hacerlo comunicando mi experiencia y mis sensaciones. Siento que cada tecla que aprieto cuando escribo sobre el tema, trae de regreso a Damián…y eso me hace estar en paz”, concluyó.
Quienes estén interesados en asistir a la presentación del libro y conocer más acerca de la experiencia del autor, pueden ingresar a la página en Facebook “5 años s¡n Dam!án”. Allí, Carlos explica que, tras un lustro de la muerte de su hijo, vuelve con esta nueva propuesta literaria que, si bien su núcleo es autorrefencial, “apunta a tratar de dejar un renovado mensaje de fe y esperanza para todos aquellos padres y madres que hayan tenido la desgracia de sufrir la pérdida de un hijo, resinificando además la propuesta y expandiéndola también a todos aquellos seres que no hayan podido trasvasar la partida de un afecto cercano”. Una de las frases que por esa vía compartió Carlos con sus amigos y con quienes se acercaron a conocer su caso, entiendo que resume a este extenso pero rico artículo gracias a los conceptos volcados por el entrevistado: “La muerte de un hijo es el parámetro donde se miden todos los demás dolores…”.
No queda nada más para agregar.