La Matanza

San Justo: La UNLaM debatió sobre la discapacidad en la infancia y el TGD

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Un importante número de profesionales y estudiantes de los ámbitos de la salud y de la educación se reunieron en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) para participar de una jornada de reflexión e intercambio de conocimientos sobre la discapacidad en la infancia y el Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD).

Fue un seminario que la Universidad organizó conjuntamente con la Dirección General de Cultura y Educación, la Jefatura de Región Nº 3, la Fundación Sociedad Argentina de Pediatría (FUNDASAP) y el Circulo Médico de La Matanza.

Uno de los primeros oradores fue el decano del Departamento de Ciencias de la Salud de la UNLaM, Mario Rovere, quien destacó el trabajo mancomunado entre las instituciones y recomendó que la discapacidad en los menores sea “un campo que se aborde con estrategias de inclusión en la sociedad”.

El decano compartió la apertura de la actividad con la inspectora Jefe Distrital de La Matanza, María de los Angeles Sesana, y recordó una frase del premio Nobel de Economía, Amartya Sen, en la que se pone el acento en “no fijarse tanto en las necesidades básicas insatisfechas, sino en las capacidades básicas desaprovechadas”.

Los diversos especialistas que participaron compartieron sus saberes sobre “la problemática compleja del TGD”, ahondaron acerca de “las condiciones necesarias para el aprendizaje” de los niños que manifiestan estos trastornos e insistieron sobre la relevancia de fomentar su “integración en el ámbito escolar”.

En uno de los paneles, el pediatra y neurólogo infantil, Manuel Maza, destacó el papel que cumplen los docentes del nivel inicial para la detección de la problemática y remarcó que la observación clínica es primordial para llegar al diagnóstico acertado.

Además, se detallaron una serie de “señales de alarma” para evaluar posibles casos en chicos de hasta tres años como lo son el retraso o la ausencia del habla, la falta de atención a otras personas y la falta de respuestas a las expresiones faciales o sentimientos de los demás, así como la falta de comunicación con los chicos de su edad y las reacciones inusuales a estímulos sonoros y táctiles.

La actividad cerró con la realización de talleres pensados para compartir experiencias sobre el tratamiento médico y la educación de los niños con discapacidades cognitivas, de motricidad, del lenguaje y en la estructuración psíquica.

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