Número de edición 8328
La Matanza

Ramos Mejía: Vecinos se quejan por contenedores con olor nauseabundo

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En pleno verano, los habitantes de Alvarado y Brandsen tienen que taparse la nariz cuando salen de su casa. Para ellos, es un gran problema el tener que convivir con volquetes llenos de basura, que emanan olores muy fuertes, al punto de resultarles vomitivos. Según comentaron en exclusiva a NCO, temen que además puedan generarles afecciones en la salud.

Nora Adámoli
Noraadamoli.nco@gmail.com

Estos carros de plástico fueron ubicados detrás de un legendario kiosco de diarios y revistas, en una zona ramense con muchos comercios. Frente a ellos, hay una carnicería y una panadería. Todo va a parar allí: papeles, botellas, resto de alimentos y hasta huesos y grasa.

Y para los vecinos es un gran problema: cada vez que abren la puerta, la ventana o simplemente salen de su casa, se encuentran con un olor nauseabundo de los residuos acumulados dentro de esos famosos “carritos”.
“Esto pasa en Alvarado y Brandsen, donde hay carros de plástico para arrojar la basura. El problema consiste en que los colocaron enfrente de una carnicería y panadería”, comentó uno de los habitantes a NCO, haciendo hincapié en que estos dos comercios precisan de asepsia constante.
Y los propietarios de los negocios hacen lo que pueden, aunque a veces hasta eso es poco: “Cuando comienzan a tirar la basura, todo el mundo trae de todo”, mencionó el vecino a este medio.

En este sentido, enfatizó en que “inclusive los camiones de los ceberos se acercan a esos contenedores para arrojar los desechos”, que son portadores de un olor tan nauseabundo con el que es muy difícil convivir.
No hay caso: todo el que pasa por allí deja la huella. Y lo más preocupante es que una vez que los tachos se vacían, solamente se “perfuman”, dejando los líquidos y restos de desechos diseminados en el plástico.
“Es imposible estar por el olor que dejan cuando están llenos. Cuando los vacían en los camiones de basura, lo único que le pasan es un poco de perfume con un rociador que parece un limpiador de vidrios”, destacó el hombre que vive en la zona hace más de 40 años.

Los vecinos no piden mucho: simplemente que no se coloquen volquetes de esa clase en un lugar plagado de negocios relacionados con la venta y producción de alimentos. De lo contrario, que se los vacíe regularmente, desinfectándolos y limpiándolos como es debido, para evitar que se propaguen enfermedades, al margen de la nauseabunda atmósfera que desde hace meses los aqueja. “Y más, en verano. Los días de 40 grados fueron insostenibles para nosotros”, remarcó una transeúnte.
“Creemos que sería bueno que se dieran cuenta que por ética a los negocios de comestibles, tendrían que retirarlos. Esperamos que Martin y Martin haga lo que todos estamos pidiendo por el bien del barrio”, finalizaron.

Flashback: la Tablada y otra “Brandsen” en problemas

A principios de 2011, NCO daba a conocer cómo los frentistas de la zona delimitada por las calles Helguera, Catriel y Brandsen, mencionaban que el deterioro de la zona se generó por un basural que se instaló hace unos años.
La primera nota que este medio realizó con Rosa, una de las vecinas, fue a fines de 2009. En aquel momento, la contaminación y los problemas ambientales redundaban el artículo. Luego, a principios de mayo de 2011, la situación pasó de ser mala a caótica entre olor y enfermedades.

“Todo sigue igual. Los carros desfilan todo el día, tiran la basura y listo”, dijo la mujer haciendo referencia a que el mayor caudal de desperdicios es depositado en las calles mencionadas al inicio por quienes viven en un asentamiento cercano. Con respecto al sector municipal, había contado que desde allí se mandó un camión para que dos veces a la semana pase a recolectar los residuos. Sin embargo, esta tarea no parece dar abasto.
“Además, se ve que están autorizados de esta forma los carros para venir y tirar la mugre acá. Una vecina llamó a la policía y le dijeron que ellos no pueden hacer nada. Una vez, a otra le respondieron que cuando vez que van a arrojar basura, que les diga a los de los carros que la acomoden. La mujer tiene hijos y le da miedo, así no se puede”, remarcó.

En este sentido, agregó que la otra cuadra (continuación de la calle Gibraltar) “directamente la cortaron para arrojar basura. Es peligro pasar en medio de las fábricas y es mucho lío. Incluso, ahora pusieron una empresa de micros al lado del basural que tiene tanques de combustible muy grandes, por lo que vinieron varias veces los bomberos porque además se queman los residuos y esto genera mucho temor”, había contado tiempo atrás. Hoy, principios de 2013, esperamos que el conflicto ya se haya resuelto.

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