El hombre tiene 47 años y fue encarcelado cuando volvió al kiosco donde había abusado a la kiosquera de 28 años.
Tras la viralización de las imágenes, que muestran como el sujeto apoyó su miembro en la parte trasera de la mujer y que quedaron registradas en una cámara de seguridad, el hombre regresó al comercio, dijo que no hizo «nada» y concluyó mal: los vecinos casi lo linchan, terminó con la nariz rota y la Policía se lo llevó detenido.
El hecho ocurrió días atrás en un comercio ubicado en Juan Manuel de Rosas al 900, en el partido de La Matanza. Según se puede observar en el video, el cliente aprovechó que la víctima se encontraba buscando un producto para apoyarla por atrás.
La chica, indignada, se dio vuelta y le dio una cachetada, tras lo cual el abusador se retiró del lugar sin ningún tipo de remordimientos. La empleada, que tiene 28 años, denunció el hecho y difundió el video para que los vecinos de la zona la ayudaran a identificarlo.
Insólitamente, mientras varios canales de televisión transmitían desde el kiosco, el hombre reapareció y se enfrentó con varios vecinos que intentaron lincharlo. «Yo no le hice nada. No me arrepiento. Solamente la apoyé y nada más. Está todo grabado. Tengo que ir a cobrar la jubilación de mi mamá y me están rompiendo las pelotas», alcanzó a decir, ofuscadamente, el acusado, que terminó golpeado en el piso, con la nariz rota y sin anteojos.
Minutos después, la Policía llegó al lugar y se lo llevó detenido. El hombre, que vive a pocas cuadras del lugar del hecho, fue identificado como Walter Omar Giordano, tiene 47 años, trabaja como pintor y de acuerdo con el testimonio de los vecinos, ya habría acosado a otras trabajadoras.
Qué dijo la kiosquera
Consultada por el canal de televisión “Crónica”, la víctima relató que “una señora me contó que hace diez años ya había sufrido acoso de este hombre. O sea, que ya venía haciendo esas situaciones”. Y agregó que “lo único que atiné en ese momento fue a empujarlo y decirle que se vaya. Me anulé, no lo podía creer”.
“Este sujeto anteriormente hizo una compra normal. Compró cigarrillos. Pero a los minutos volvió y me pidió unos habanos porque sabía que tengo que salir del lado de afuera para alcanzárselos. Primero sentí mucha bronca y después, asco, repugnancia”, reveló la kiosquera.
Sobre cómo reaccionar ante este tipo de situaciones, la mujer comentó que “una no se puede callar. Es el cuerpo de una. Nosotras tenemos el sí o el no de permitir algo, ningún hombre tiene derecho a nada. Este tipo se fue como si no hubiera hecho nada, como si fuese algo normal. Es una persona enferma”.
Por el momento, el sujeto continúa detenido, pero existe la posibilidad concreta de que pueda quedar en libertad por falta de antecedentes penales. “Yo creo que, si no va preso, igual no va a tener paz en el barrio, porque todos van a responder, nadie se va a callar y nadie se va a quedar con los brazos cruzados”, concluyó la afectada.
Nueve de cada mujeres sufrieron acoso en su vida
El caso de esta mujer no es aislado y parece ser un problema sin solución en la sociedad argentina. Según una encuesta realizada por la organización Mujeres de la Matria Latinoamericana en el año 2017 (MuMaLá) en nuestro país, el 90 por ciento de las mujeres encuestadas admitió haber sufrido algún tipo de acoso a lo largo de su vida.
A su vez, el 80 por ciento manifestaron que se sienten inseguras al caminar solas por la calle. Entre las ciudades más inseguras, se encuentran Corrientes, Tucumán, Santiago del Estero y el Gran Buenos Aires. Las zonas poco transitadas y poco iluminadas son factores que hacen aumentar la sensación de inseguridad.
Frente a este oscuro panorama, casi la totalidad de las mujeres deben tomar distintas precauciones, tales como ir acompañadas, cruzar de calle, elegir caminos alternativos, utilizar ropa que no llame la atención y evitar contacto visual con extraños. Cuestiones que no deberían de suceder y que desde el Estado no se encontró una solución a este flagelo que cada vez parece empeorar aún más.
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