Número de edición 8322
La Matanza

Isidro Casanova: grandes corazones al servicio de las familias

Isidro Casanova: grandes corazones al servicio de las familias.

Rubén Dos Santos es promotor de “Las manos solidarias de La Matanza” y brindó una entrevista exclusiva en Haciendo Radio para detallar las actividades del comedor del que forma parte.

En 2009 comenzó a funcionar el merendero de “Las Manos Solidarias” en la casa de Rubén Dos Santos y su esposa. Es un espacio cultural, en el cual realizan tareas sociales y caritativas, no solo se preocupan por alimentar a los chicos, sino que también ofrecen contención y charla a las familias.

“Tratamos de ayudar en lo que esté a nuestro alcance otorgando desde unas frazadas, zapatillas, un colchón, ropa, todo lo que le pueda hacer falta a una familia. Es un trabajo muy complejo y estamos viviendo en un momento donde la necesidad está presente. Por ejemplo, los abuelos también la están pasando mal y ya no son solo los chicos, sino todo el grupo familiar”, agregó.

Rubén Dos Santos ofreció una entrevista exclusiva en el programa Haciendo Radio, -producido por Diario NCO y transmitido los lunes, miércoles y viernes de 13 a 15 por AM 850 La Radio y streaming por YouTube- donde detalló las tareas que realizan en el comedor.

“Si los chicos comen, pero ven que sus abuelos pasan hambre o sus papás no comen, no hay manera de que ese niño esté completo o feliz. Al comedor lo llevamos adelante con mi esposa, Sandra Bustos, ella es la responsable y también hay un grupo de gente que trabaja con nosotros desde colaboradores, profesionales y hay muchísimos grupos que nos dan una mano en eventos”, manifestó.

El entrevistado expresó que los fondos de los acontecimientos son alimentos no perecederos para hacer la comida de los chicos y que de esta manera, mantienen el comedor. Ambos, son la cara visible de “Las Manos Solidarias”, pero detrás de ellos hay muchos grupos, gente que se suma particularmente, familias que se van enterando del merendero por el boca a boca y quieren ofrecer una ayuda.

La posibilidad de tener un plato de comida

 “Tratamos de darle la mayor transparencia a todo lo que hacemos para que la gente confíe y porque es algo que hacemos entre todos. Al comedor concurren casi 150 chicos y a su vez, son 350 personas en total las que asistimos. A veces no todas vienen al comedor, porque hay casos de familias con problemas sociales graves y están lejos del merendero y no todas las noches pueden venir a cenar”, aludió.

Por otra parte, mencionó que arman bolsas con alimentos para todas aquellas personas que se le imposibilita llegar al comedor para alimentarse. Son entregadas a medida que se realizan eventos y reciben donaciones y ahí, se separa lo que necesitan para los chicos del comedor y después realizan la organización de las cajas para entregar a las familias que están distantes.

“La gente se acerca al comedor pidiendo ayuda, alimentos, ropas y hemos trabajado mucho con las personas afectadas por la inundación, tratamos de ayudar en todo lo que podemos. Nos encontramos en el barrio de Atalaya en la localidad de Isidro Casanova, justamente en la calle Caupolicán 5836”, sostuvo.

 Un trabajo transparente

Tienen una página en Facebook y los pueden encontrar como “Las manos solidarias de La Matanza” y ahí mismo se puede observar el trabajo de los organizadores y todos los que ayudan desde el comienzo, las donaciones que se entregan y reciben porque buscan darle transparencia al comedor.

“Sacamos fotos cuando entregamos la mercadería, cuando los chicos están cenando y no es para que la gente nos critique pensando que lo hacemos para figurar, sino para que puedan observar que hay un problema, y el problema es que hay chicos que no pueden comer en su casa”, detalló.

Tratan de que la gente tome consciencia que hay una cuestión grave y que se puede solucionar con la ayuda de todos, así los chicos puedan tener alimentos, no solo los que participan del comedor, sino todos los que están lejos y reciben la mercadería porque no pueden acercarse al comedor.

Para concluir, comentó: “Los fines de semana damos bolsas con alimentos también, para que los padres de los chicos puedan cocinar porque se hace muy difícil alimentarlos y vemos la tristeza de ellos, cuando tienen que mandar a los niños a un comedor. Sabemos lo que les pasa y compartimos el dolor”.

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