Número de edición 8322
La Matanza

González Catán: Maquina Hamlet, el teatro llegó al barrio El Mojón

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González Catán. Teatro abierto al barrio. En el profesorado de teatro y música que funciona en la escuela Secundaria Nº67 “Atahualpa Yupanqui”, ubicada en F. Báez 5115 en el barrio El Mojón de González Catán, se mostró por parte de los estudiantes de segundo año,

la obra Maquina Hamlet del dramaturgo alemán Heiner Muller, en el patio exterior de la escuela, a cielo abierto, con la presencia de familiares de los alumnos y los vecinos del barrio. Es la primera vez que la comunidad tiene la posibilidad de disfrutar del teatro.

Por: Emilio González Larrea

lapaz50@yahoo.com.ar

El profesorado tiene dos años de vida, es una filial de la Escuela de Arte Leopoldo Marechal de Isidro Casanova y la carrera de formación de estas dos disciplinas (Teatro y Música) dura 4 años. No tiene un edificio propio, lo cual es una demanda de los estudiantes y  profesores, que también reclaman por un espacio adecuado para la actividad teatral.

Al final de la obra, NCO conversó con Romi Romero y Ana González Seligra, profesoras de Actuación y Trabajo Corporal, respectivamente.

-Es la primera obra que hacen aquí en el patio de la escuela, en un escenario abierto, con un público no habituado al teatro y eligieron una obra compleja como es Maquina Hamlet ¿Por qué y cómo fue el proceso para llegar a esta muestra?

Romi Romero: Veníamos trabajando desde el año pasado en el profesorado de teatro con los movimientos contemporáneos, los movimientos más nacionales como es el caso del teatro de La Libertad, teatro Abierto. Pero este año decidimos hacer algo diferente, de ruptura, que no fuera contar un cuento, sino que la transformación fuera a partir de un cuerpo en movimiento o de la palabra que ocupara ese cuerpo. Elegimos Maquina Hamlet porque es rupturista, no tiene un orden, no cuenta un cuento pero transforma a partir de la palabra. Y esta obra es el resultado del trabajo de dos materias del profesorado: Actuación y Trabajo Corporal. Fue una propuesta delos propios estudiantes de  presentar cada escena y elegir los personajes, cada uno de los personajes tenía 3 o 4 intérpretes, se dividieron el texto y les dieron el movimiento a los personajes. Y a partir de esto nosotros fuimos armando la obra.

Aportar a sembrar teatro en La Matanza

Ana González Seligra: Quería agregar algo. Estuvimos mucho tiempo trabajando con las luces, la escenografía, los cuerpos de los alumnos aquí en el patio, pero hoy en esta puesta en escena  frente a los familiares y los vecinos del barrio, se resignificó la obra. Este es un texto contemporáneo, de otro contexto como es Europa, pero hablar de estas cosas en un barrio de González Catán como la muerte, de derrotar la esclavitud, de la libertad, del deseo, de la prostitución o del cuerpo de la mujer, cobra un sentido rupturista pleno para enfrentar estas realidades que se viven en el contexto local. Atrás de cada alumno/a hay una historia de sacrificio para llegar a participar de esta formación actoral. Trabajan, tienen familia, hay madres y se están esforzando para hacer su aporte para  sembrar teatro en La Matanza.

-Es el primer instituto de enseñanza pública de formación actoral en La Matanza y se instala en un barrio. ¿Qué reflexión les merece?

Romi Romero: Para mí es extraordinario trabajar aquí. Cuando me enteré que se puso un profesorado de teatro en González Catán quise venir a tomar horas como docente. Creo que es un acontecimiento importante para el barrio, transformador, que lo merece, para poder  trabajar por una sociedad mejor. En esta parte de La Matanza hay un abandono muy grande y entre ello las necesidades artísticas de la comunidad. En ese sentido  este profesorado es un comienzo; si bien faltan cosas como es tener un edificio propio -funcionamos en una escuela secundaria-, un espacio preparado para el arte teatral, pero el hecho de que se haya abierto este profesorado en una escuela pública en el turno vespertino donde no había nada, creo que es algo muy revelador y de trascendencia para  el sur de la comunidad matancera.

Ana González Seligra: Tenemos estudiantes que vienen  de “los kilómetros” como se dice y si no estuviera este profesorado no podrían acceder a estas disciplinas artísticas. La sede central de la escuela está en Isidro Casanova y muchos alumnos apenas tienen la SUBE para llegar acá al profesorado. En el alumnado de primero y segundo año son todos laburantes durante todo el día y después vienen a la noche acá, haciendo un esfuerzo enorme para adquirir esta disciplina estética e imaginarse como teatristas o  docentes de arte. Y esto comienza a contagiar al barrio, la obra la ensayamos en la plaza frente a la escuela, los vecinos veían y se acercaban a los ensayos; con el mate o filmaban los trabajos. Y estos alumnos que son de acá, van a ser los difusores  del teatro, de la expresión corporal, en las zonas más alejadas del distrito. Son pioneros en esta materia.

-Con iniciativas como ésta, de instalar una escuela de arte en lo profundo de La Matanza. ¿No les parece que revaloriza la educación artística pública?

Romi Romero: Absolutamente. Quedaban horas de enseñanza que en “los kilómetros” nadie quería tomar; las propias direcciones de las escuelas pedían que se bajen las horas de teatro porque no había profesores, algunos docentes de Capital elegían Ramos Mejía o Lomas del Mirador, pero no había disposición para ir a lugares como Virrey del Pino o a González Catán. Nosotros ya tenemos alumnos de segundo año que han comenzado a tomar horas y a enseñar materias artísticas en las escuelas de estas zonas.

Que el teatro vaya a la plaza

Ana González Seligra: También hemos tenido salidas este año para compartir experiencias con las otras sedes de La Marechal, en nuestra sede se dan experiencias compartidas de música y teatro y sentimos que vamos tomando el ritmo de una escuela de arte verdadera a pesar de que hace dos años que comenzamos. Claro que no es nada fácil montar un espectáculo teatral en un patio pelado, de una escuela o irnos  todos los días a las 10 de la noche desde un barrio que es hostil, pero que de a poco,  pensamos se irá transformando y a reconocerse en la escuela de arte. Esto lo pensamos como un semillero de docentes de artística para esta región alejada del centro del distrito. Y para  que los barrios comiencen a ver teatro, que no sea una propuesta para los habitantes de los centros urbanos solamente. Nuestra idea es que el teatro vaya a la plaza, se abran las puertas de la escuela para que entren  los vecinos a disfrutar una obra.

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