Número de edición 8328
La Matanza

Denuncian violencia policial en Virrey del Pino

Denuncian violencia policial en Virrey del Pino

El pasado martes 24 de mayo, un grupo de jóvenes del Barrio Nicole, ubicado en Virrey del Pino, fue víctima de violencia policial por parte de agentes pertenecientes a la UTOI. Yesica, madre de uno de los menores, habló con Diario NCO acerca del hecho.

Por LUCÍA A. CARDOZO

lucia.amarillacardozo@gmail.com

Agentes policiales pertenecientes a la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI) fueron denunciados por ejercer violencia policial contra cuatro jóvenes, entre ellos tres menores de edad, el pasado martes 24 en el Barrio Nicole de Virrey del Pino.

Yesica, madre de uno de los menores, comentó que su hijo, junto con sus amigos se dirigían hacía un kiosko, alrededor de las 20.30. Decidieron cortar camino cruzando por una cancha de fútbol cuando de repente tres camionetas de la UTOI que circulaban por la calle Juan M. Cabot comenzaron a perseguirlos.

“Cuando miran para atrás se dan cuenta que los tres patrulleros iban directo hacía ellos, como para chocarlos y ahí fue cuando empezaron a correr”, comentó la mujer, quien además agregó que cuando los policías dieron la voz de alto, su hijo se detuvo. Fue en ese entonces que la tortura comenzó.

Con patadas en las costillas y golpes en la cabeza, los policías atacaron al menor de 15 años y lo redujeron al suelo. Allí le sustrajeron el celular, le robaron una gorra y arrojaron sus zapatillas a una zanja. No conformes, los agentes, apuntando al menor con un arma, lo obligaron a meterse en la zanja a buscar su calzado.

Una vez allí amenazaron al adolescente diciéndole “¿Qué pasa sí te pegamos un tiro y te dejamos tirado?”, comentó su madre angustiada, mientras reflexionaba que, sí su hijo se hubiera defendido o hubiera dado alguna respuesta, seguramente hubieran sido capaces de ejecutarlo.

“Una vez que lo verduguearon todo, agarraron y le dijeron ‘quédate acá tirado en el piso, no te levantes o sí no te pegamos un tiro»’, contó la madre del joven. En cuanto su hijo escuchó que los patrulleros se retiraron, comenzó a correr en dirección a su hogar.

Asimismo, los amigos del chico, que lograron huir un poco más lejos, también fueron alcanzados y agredidos con patadas, golpes y fueron amenazados a punta de pistola. De hecho, a uno de ellos lo apuntaron con el arma en la cintura y le robaron la billetera.

La mujer afirmó que actualmente su hijo “está con miedo, le cuesta salir afuera”, al igual que sus amigos, sin embargo, los mismos han encontrado algo de contención tanto de sus vecinos como de asociaciones de Derechos Humanos que luchan contra la violencia y abuso de las fuerzas policiales.

Los cuidan los vecinos, no la policía

Cuando los patrulleros intentaron dejar el barrio, los vecinos de los adolescentes salieron a cortar el paso a los agentes policiales y exigir respuestas por la violencia ejercida injustificadamente. Los efectivos bajaron de las camionetas armados y con pasamontañas, para no ser reconocidos.

Uno de los policías manifestó que no sabía de quienes hablaban, que seguramente estaban confundiéndolos con alguien más, mientras que otro efectivo, contradiciendo al primero, cuestionó que los chicos hayan corrido de ellos.

“¿Cómo saben ellos [los policías]? Sí ellos no eran, ¿Cómo saben sí salieron o no salieron a correr los pibes?”, manifestó Yesica, demostrando cómo los mismos agentes de la UTOI se contradijeron y afirmaron que sí formaron parte de la persecución.

La complicidad de la policía

Inmediatamente después del ataque, Yesica acudió a la comisaría de Virrey del Pino, ubicada en el kilómetro 35 sobre la Ruta Nacional N°3 para realizar la respectiva denuncia, sin embargo, no se la quisieron tomar.

Al tratarse de una denuncia a las propias fuerzas policiales, la misma debía realizarse en una fiscalía, no obstante, han demorado dos días en derivarla, ya que primero, en el hecho, quiso intervenir el comisario y el jefe de calle.

Actualmente, la denuncia fue radicada en una de las fiscalías de la localidad de San Justo, donde Yesica y las otras madres de los jóvenes, asesoradas por vecinos y representantes de Derechos Humanos han dejado constancia del acto de abuso y violencia policial.

“¿Qué seguridad nos dan los policías a nosotros, no?”, sentenció la mujer, entre una sensación de angustia y enojo por lo que le ha pasado a su hijo, los amigos de este y a tantos otros jóvenes del barrio.

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