Locomotora Espósito. El baterista matancero, reconocido como precursor del doble bombo en el rock nacional, murió el lunes a los 65 años. Músicos y fans expresaron su admiración y condolencias a los familiares a través de las redes sociales. Un verdadero ícono de la “bata”
Por Valeria Virginia Villanueva
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“El que me bautizó locomotora fue Pappo, que caía en los ensayos”, contaba en alguna entrevista Juan «Locomotora» Espósito, recordando cómo surgió el apodo con el que quedó inmortalizado entre las figuras que significan un antes y un después en el rock nacional.
Es que su paso por la música aceleró el pulso y marcó a varios predecesores que se animaron a imitar su innovación: la técnica del doble bombo en la batería. “Se me ocurrió porque sonaba en mi cabeza el tresillo”, decía y explicaba que hace 50 años atrás, cuando comenzaba a golpear los pocos parches que encontraba, “no tenía posibilidad de escuchar nada”.
Así es como será recordado el baterista matancero cuya carrera inició con la mítica banda «El Reloj» de Ramos Mejía, y que terminó en la base de las canciones del hijo del Carpo, Lovorne, no antes sin haber tocado con su viejo, Pappo, y con otro ícono del metal y de La Matanza, Almafuerte. De hecho, el líder de la banda, Ricardo Iorio, contó alguna vez que recorría el barrio escuchando de donde venía el exacto ritmo de batería que se filtraba por las paredes del sótano de San Justo donde ensayaba El Reloj.
Juan Esposito falleció el día pasado lunes 30 de mayo, según daban a conocer en las redes sociales primero su hijo Adrián, baterista al igual que su padre. Sus familiares, amigos y colegas despidieron sus restos en Lomas del Mirador.
El hijo de Esposito confesó estar “destrozado” y “decepcionado”, ante la enfermedad que se llevó la vida de Locomotora, y concluyó: “mi papá era de todos”.
Por su parte, Lovorne expresó en su Facebook oficial: “No tenemos mucha palabras para describir el fuerte dolor que toda la familia de Lovorne y amigos sentimos en el corazón”. “No solo nuestro batero, motor de la banda, sino un ser inmenso, un gran amigo, un gran padre y alguien que nos enseñó todo acerca de la música, la amistad y la humildad”. Emotivamente, cerró: “Fue nuestro conductor y no habrá un día en que nuestras mentes no lo recuerden”.
