
El primer intento acreditado de cocinar a presión ocurrió en París, en 1679,cuando el físico francés Denis Papín inventó un engendro en tal sentido, aunque en la práctica, recién en 1939, en la Feria Mundial de Nueva York, la empresa “Presto” impone su producto en el mercado.
Por: Carlos Galli. carlosgalli@yahoo.com
La olla a presión es un recipiente hermético que alcanza presiones más altas que las atmosféricas, estando dotada de una válvula -más una segunda de emergencia- que libera el vapor cuando la presión llega al límite establecido. En Argentina, luego de la crisis terminal en que nos habían sumido la segunda década infame a cargo de Carlos Menem y luego el engendro de La Alianza, coalición política entre la UCR y El Frente País Solidario, comenzamos a respirar bocanadas de oxígeno gracias a ese pulmotor encarnado por Néstor y Cristina, quienes sin reparar en las herencias recibidas, se arremangaron y comenzaron lenta, tortuosamente a recorrer el camino de transformaciones que nos devolvería la fe, esperanza y bienestar, poniendo el eje en el aumento de la productividad, el incremento económico, la mengua del desempleo, impulso a las exportaciones y el renegociar favorablemente el pago de la deuda externa asfixiante, herencia (ahí sí) de décadas pasadas.
Tanto fue así que Néstor, habiéndose adjudicado el 22% de los votos, un año y medio después contaba con un 80% de aprobación. En 2007, inéditamente, le traspasa banda y bastón a CFK, quien, apenas a tres meses de asumir, sufre (sufrimos) durante ciento veintinueve pesados días la más organizada y disolvente manifestación del “campo”, buscando (y logrando) la derogación de la resolución 125, sistema de retenciones móviles diferenciadas instalada por Martín Lousteau, quien junto a Julio Cleto Cobos prosperaron como el siniestro dúo de Frankenstein que supimos construir para la ocasión.
En el mismo 2007, encarnando un modelo diametral y absolutamente contrapuesto, se instalaba en la CABA MM, arrastrando múltiples procesos judiciales que acrecentó con el paso de los años, llegando a acumular 214 causas penales, entre ellas, algunas insostenibles como el contrabando de autopartes; el transgredir (en 2015) la Ley de Ética Pública por convocar al “empresariado” a una comilona de percepción de fondos para su campaña en La Rural a un costo de $50.000 por persona; por escuchas ilegales; por discriminación tras los sucesos del Parque Indoamericano, donde sucumbieron tres personas, dos de ellas bolivianas y manifestar que eran el producto de “inmigración descontrolada y ausencia de estado” y por revelar (en paralelo a ese suceso) públicamente el hospital donde una joven se realizaría un aborto no punible.
Cada gobernante, fieles a sus doctrinas, continuaron su derrotero brindando, la una, avances y derechos y el otro desvergüenza, corrupción y entrega del patrimonio de la ciudad a familiares y amigos. En 2011 ambos logran la reelección y continúan con sus modos de hacer política hasta desembocar, fatídicamente, en las presidenciales de 2015 donde, en otra manifestación de nuestra enorme falta de capacidad para edificar alternativas, la derecha más reaccionaria, insolente y revanchista se instala por 679.048 votos de diferencia y reedita la tiranía de Jorge Videla, aunque con matices “democráticos”.
Qué son sino sólo matices cuando se gobierna por decreto; se demuelen leyes y organismos con años de tratamiento y funcionamiento; se despide a más de cien mil personas en un soplo; se instala un nepotismo del que se renegaba; se transfieren millones de dólares vía devaluación y quita de retenciones; se conforma un gabinete donde el 80% de sus miembros fungían de gerentes, el 10% por ex funcionarios y banqueros procesados de otros nefastos tiempos y el resto, por resaca extraída de los jirones de la misma UCR que fuera gestora de La Alianza junto a funcionarios hasta de cuarta línea de la Capital Federal.
Salvo algún esporádico incidente protagonizado por algunas amas de casa desprevenidas, no se conocen episodios demasiado graves en el uso de la denominada “Olla a Presión”, pero, haciendo una equivalencia con el actual estado de cosas en el país, donde MM mezcló ingredientes tan efervescentes como huelgas, marchas, nuevas relaciones carnales, papelones internacionales, alineamientos contumaces, detenciones arbitrarias y uso y abuso de jueces venales y corruptibles, no va a resultar extraño, sino más bien natural, que la olla protagonice la excepción a la regla y despida por los aires sus válvulas de seguridad, expulse el contenido y nos haga volver felices al uso de nuestros viejos y queridos utensilios de aluminio.-