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Por Mónica Caruso
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La reseña biográfica de la semana es sobre Manuel José Quintana y Lorenzo (Madrid, 11 de abril de 1772-Madrid, 11 de marzo de 1857) fue un poeta español de la Ilustración en la transición al Romanticismo.
Manuel José Quintana nació en Madrid el 11 de abril de 1772, hijo de padres extremeños. Estudió en Madrid primeras letras y después latinidad en Córdoba con Manuel de Salas. Después vuelve a Madrid, donde ya el 14 de julio de 1787 recita una oda en la Real Academia de San Fernando. Pasó a estudiar Derecho en Salamanca, donde se llevó muy bien con el rector liberal Diego Muñoz-Torrero, pero no con quien le sucedió, Tejerizo, quien lo expulsó en 1793, aunque fue readmitido al año siguiente.
Sus maestros salmantinos, en derecho y poesía, fueron los neoclásicos Juan Meléndez Valdés, Pedro Estala, Nicasio Álvarez de Cienfuegos y Gaspar Melchor de Jovellanos. Ejerció como abogado en Madrid desde 1795 y prosigue su carrera poética. Es nombrado en ese mismo año procurador fiscal de la Junta de Comercio y Moneda. Hasta 1798 escribe una serie de odas que, impresas más tarde (Poesías, 1802), le harán famoso.
Sin embargo, su breve matrimonio en 1800 con la hermosísima dama zaragozana María Antonia Florencia terminó en fracaso, se separaron y no tuvieron hijos; ella morirá en 1820. En todo lo demás la vida le sonríe: estrena con gran éxito su drama Pelayo (1805) y al año siguiente, el 25 de marzo, es nombrado censor de teatros; en 1807 empieza a publicar una serie de biografías, Vidas de españoles célebres, de inspiración muy patriótica, y funda una revista, Variedades de Ciencias, Literatura y Artes.
Parece que en estos años preparaba otras tres obras dramáticas, pero en la confusión creada por la invasión napoleónica se perdieron para siempre los manuscritos y el escritor nunca llegó a reiniciar su trabajo.
Falleció el 11 de marzo, a causa de su frugal manera de vivir, dejó algunas deudas que fueron satisfechas con la venta de libros de su biblioteca, cuya compra era el único vicio que se le atribuye. El entierro fue costeado en su totalidad por la reina. Su vida y obra han sido estudiadas principalmente por el hispanista Albert Dérozier.
Todos sus contemporáneos destacaron en él como rasgos fundamentales de su carácter su enorme honestidad e integridad, el patriotismo y el compromiso radical con la libertad del género humano. La poesía de Quintana es casi toda de tema cívico, moral, patriótico o político, de inspiración fundamentalmente neoclásica, pero se acerca al Prerromanticismo en algunos momentos, como en su poema consagrado al mar.
Entre sus defectos está el tono en exceso declamatorio de sus versos y la abundancia de epítetos, mal que contribuyó a prolongar entre sus poco afortunados imitadores.
El 7 de noviembre de 1822, pronunció el discurso inaugural de la Universidad Central, actualmente Universidad Complutense de Madrid.
Obra
La edición más completa de su obra hasta la fecha se encuentra en el volumen XIX de Obras completas (1855) de la Biblioteca de Autores Españoles de Manuel Rivadeneyra, reimpreso en 1861 y 1946. Se complementan con las póstumas Obras inéditas del Excmo.
Señor D. Manuel José Quintana. Precedidas de una biografía del autor por su sobrino D. M. J. Quintana Y de un Juicio Crítico por el Ilmo.
Señor Don Manuel Cañete de la Academia Española, Madrid: Medina y Navarro Editores, 1872, el Epistolario inédito del poeta Manuel José Quintana editado por Eloy Díaz-Jiménez y Molleda (Madrid: Librería General de Victoriano Suárez, 1933) y un epistolario disperso.
Aparte de sus numerosos discursos de tema político y varios volúmenes recopilatorios y antológicos de Poesías selectas castellanas, cultivó varios géneros literarios.
Ensayo
Las reglas del drama (1791, en tercetos).
Vidas de españoles célebres (Tomo I: 1807; Tomo II: 1830; Tomo III, 1833).
Cartas a Lord Holland, 1852, pero 1824.
Poesía
Poesías (1788, 1802, 1813, 1821, 1825). La edición de 1788 contiene solo once poemas que no se reimprimirán posteriormente. España libre. Odas. (¿Madrid, 1808?). Poesías patrióticas Madrid, 1808.
Drama
El Duque de Viseo (representada en 1801 e inspirada por The Castle Spectre de Matthew Gregory Lewis).
Pelayo (representada en 1805 y con la que se inaugura el 25 de agosto de 1806 el nuevo Teatro del Príncipe, actual Teatro Español).
Obra como ontólogo
Colección de poesías castellanas (1807).
Poesías selectas castellanas, (1830-1833), 3 vols.
Manuel José Quintana
Sobre la épica castellana (fragmento)
…»Tal es sumariamente el asunto del Monserrate, que pudiera muy bien ser la materia de una leyenda ejemplar, propia para edificar y conmover á las almas piadosas, mostrando las pocas fuerzas de la virtud humana para resistir por sí sola á tan seductoras tentaciones, y el poder del arrepentimiento y de la penitencia, bastante a lavar pecados tan bárbaros y feos.
Pero ponerse a escribir sobre semejante materia un poema épico, y esperar conseguir por este camino el efecto á que aspiran los que tales obras emprenden en literatura, absurdo grande fue concebirlo, y mucho mayor fue realizarlo.
Porque nunca, por grandes que fuesen los talentos de Virués, era posible vencer las dificultades que presentaba un asunto tan austero y espinoso, y darle aquel halago, aquella elevación y aquel interés profundo y extenso que necesitan estas grandes composiciones.
Aun prestándonos por un momento á las miras y suposiciones del escritor, hallaremos que, pobre de imaginación y de recursos, escaso de arte y de doctrina, poco diestro en vencer las dificultades de la versificación y del estilo poético, no acierta a sacar partido de los pocos datos felices que le presentaba de suyo el asunto, o que le salen al paso en su camino.
Los dos trozos que se ponen adelante, como muestras de este poema, manifestarán el modo incierto y penoso con que generalmente procede el autor en su desempeño, sea que cuente, sea que pinte, sea que haga hablar a sus personajes, sea que manifieste su juicio en máximas o sentencias”.
Poema. (Manuel José Quintana)
Soneto a un amigo que, bajo el emblema de una violeta, me escribía lisonjas y esperanzas
No con vana lisonja y blando acento
Me quieras engañar, huésped del prado;
Yo no soy lo que fui: rigor del hado
Me condena por siempre al escarmiento.
Nunca lozana a su primer contento
La planta vuelve que truncó el arado,
Por más que al cielo le merezca agrado
Y que amoroso la acaricie el viento.
Anda, pasa adelante; en otras flores
Más ricas de fragancia y más felices
Pon tu dulce cuidado y tus amores:
Que es ya en mí por demás cuanto predices,
Pues el aire del sol con sus ardores
Quemó hasta la esperanza en mis raíces.
Fuente: Wikipedia/ poeticous/ epdlp
Queridos lectores espero que les haya gustado este pequeño vuelo literario.
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