Número de edición 8188
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Un testigo declaró sobre la suerte de sus compañeros desaparecidos

Un testigo declaró sobre la suerte de sus compañeros desaparecidos.

Durante la audiencia N°13, el testigo Esteban Enrique Rodríguez -militante de base de la Juventud Peronista de Ciudadela en los ’70 y uno de los impulsores de la Asociación Gremial de Artesanos- relató a los magistrados del TOF 1 de La Plata una anécdota reciente sobre un informante civil del CCD Brigada de San Justo que hasta hoy no había sido mencionado como tal ante la justicia.

En el marco de las audiencias del juicio a una veintena de genocidas que actuaron en la Brigada de Investigaciones de San Justo, se produjo el testimonio de uno de los testigos que relató cómo a uno de los desaparecidos lo entregó su propio cuñado. El juicio oral se realiza en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de ubicado en el edificio de 8 y 5, La Plata.

Entregó a su propio cuñado

Según consignó el testigo, la anécdota de referencia se generó cuando en un homenaje realizado en agosto pasado por la memoria de José ‘Pipo’ La Bruna, acusó a viva voz a un hombre de apellido Gerard -quien era cuñado de La Bruna al momento de su desaparición- “por haber entregado a Pipo a los represores de San Justo. Es alguien que debería ser llamado a declarar, porque sabe mucho”

De acuerdo a lo que manifestó, el 13 de agosto de 1977 José La Bruna le había mencionado a una compañera de militancia que temía por lo que pudiera informar su cuñado a los represores del CCD Brigada de San Justo, con quienes tenía una relación directa, fluida. Dos días después de manifestar esa preocupación ocurrió el secuestro de Pipo: tenía 23 años cuando fue sacado por la fuerza de una oficina de personal del hospital oftalmológico Pedro Lagleyze, donde trabajaba como administrativo.

La Bruna era militante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), estudiante de medicina y también trabajaba en el hospital Ramón Carrillo de Ciudadela. Fue por Pipo que Esteban Enrique Rodríguez se inició en la militancia política: “Éramos vecinos de la misma manzana, fuimos juntos al colegio y éramos amigos. Con él aprendí a ubicarme en la perspectiva histórica de nuestro pueblo y adquirí los valores por una patria libre y soberana”.

El testigo, en varias ocasiones, enfatizó a los jueces que la mayoría de los militantes de la época eran de base, con acción social, sindical, cultural: “Si hubiera sido cierto que la militancia política estaba volcada a la acción armada, les aseguro que las fuerzas de la represión no hubieran podido frente a los 30.000”.

Sorpresa del acusado

Al profundizar sobre el episodio ocurrido en agosto de este año en el marco del homenaje a La Bruna, Esteban Rodríguez señaló que “cuando lo acusé a Gerard frente a todos, se puso colorado y antes de retirarse se acercó a los hijos de Pipo y les dijo que más adelante les contaría la verdad sobre lo que le había pasado a su padre. Ellos nunca pudieron saber la verdad sobre el destino de su padre. Incluso recién en 1992 se enteraron que la historia de un accidente aéreo, que les habían contado durante todos esos años, no era real”.

También relató las circunstancias de los secuestros de otros compañeros y compañeras de militancia, como Alfredo Agüero y su hermano, y otro trabajador del Ramón Carrillo al que llamaban “Chupete”, secuestrado el 25 de agosto de 1977.

Sobre uno de los hermanos Agüero también habló el otro testigo de la audiencia del pasado miércoles 28 de noviembre, Luján Acosta, quien fuera secuestrado el 3 de agosto de 1977 teniendo por destino de cautiverio la Brigada de Investigaciones de La Plata (casi un mes), luego el Pozo de Banfield (40 días) y finalmente la Comisaría 3° de Lanús donde permaneció durante más de un año hasta su liberación.

 

 

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