Número de edición 8328
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Historias de vida – Segunda parte: “No puedo pedir más, toqué el cielo con las manos”

Historias de vida – Segunda parte: “no puedo pedir más, toqué el cielo con las manos”.

En la segunda parte de la entrevista, Norberto Fernández (Vicente Viloni) contó la alegría de cumplir su sueño más grande, el inexplicable final del programa en su mejor momento, y cómo sigue ligado a la lucha en la actualidad.

“El público me eligió a mí, pero el porqué no lo puedo responder yo, sino ellos”, valoró.

Por Luis Fernández

El destino le tenía marcado ser el “elegido” entre los varios luchadores que todos los domingos aparecían arriba del ring, con su naturalidad y sencillez a la hora de hablarle a los niños, que lo tomaron como referente y ejemplo. Norberto se adentró más en esta conexión y detalló el camino que siguió recorriendo con la responsabilidad encima suyo.

 

Él contó que cada vez que Leo Montero le daba la posibilidad de hablar, nunca preparaba ningún discurso, sino que decía lo que le nacía decir de manera espontánea y destacó que “todo lo que transmitía les llegaba. Muchos chicos me dicen que hacen deportes por todo lo que les decía. Que nunca hay que rendirse, que por más que te caigas, te tenés que levantar”.

En esos casi cinco años que duró el programa, nunca encontró una explicación lógica a tamaño amor que encontró en la gente, pero atinó a dar una respuesta tentativa: “Yo siempre digo que cada uno tiene su esencia y que la gente lee esa esencia. Me eligieron, me tocó a mí, pero creo que esa pregunta deberían hacérsela a los fanáticos”.

“Me eché el programa al hombro y cada paso que daba para mí era una responsabilidad. Si a mí un nene me veía tomar un vaso de cerveza en una esquina con quien sea, eso no estaba bien. Eso queda mal. Si lo hace tu ídolo, vos lo hacés. Siempre cargué con eso”, se sinceró el entrevistado.

A diferencia de mucha gente famosa que no mide las consecuencias de sus acciones, para Norberto cuando se convertía en Viloni era mucho más que ser un personaje, sabía la importancia que había detrás de eso. “Pude lograr que muchos chicos hagan deportes, se dejen de drogar y estudien. Me sentí realizado. Los valores que me enseñaron en mi casa los llevé arriba del ring. No puedo pedir más nada, toqué el cielo con las manos”, reveló el entrevistado.

Un final inesperado

Cuando “100% Lucha” estaba en el apogeo del éxito, cuando parecía que sería un programa que rompería con todos los esquemas e iba camino a superar a su histórico predecesor, Titanes en el ring, el final se precipitó. Casi sin saberlo, aquel último gran show el 12 de diciembre del 2010, en el Luna Park, sería el capítulo que marcó la despedida, luego de miles de historias.

“Un programa con el éxito que tenía, que Telefé necesitaba un programa infantil, deportivo y educativo, no podía terminar así. Más allá de que era un programa agresivo nosotros siempre dejábamos la enseñanza del deporte y la vida sana. Fue una pena”, se lamentó el entrevistado.

El punto de quiebre en esta historia fue el ingreso de Tomás Yankelevich en la dirección artística del canal, ese cambio en un lugar estratégico torcería un destino idílico: “Yo no soy rencoroso, nada más que no lo entendí. Si algún día me lo cruzo se lo voy a preguntar”.

De un día al otro, la lucha y la televisión terminaron, pero Norberto acepta que la realidad fue esa y no busca tantas explicaciones. “Yo pienso mucho en el destino y quizá tenía que terminar así. Se dio la casualidad que yo ese año dije que me retiraba, que era una estrategia del canal porque detrás venía una historia para el próximo año que iba a estar muy buena”, deslizó el luchador.

Nuevos proyectos y su último gran sueño como luchador

Más de ocho años después del final del programa que lo catapultó para siempre a ser el héroe de toda una generación de niños, el deportista sigue muy ligado al mundo de la lucha, continúa en actividad, planea luchar un tiempo más y tiene algunas metas que le quedan por cumplir.

El primero de los proyectos que está encaminado es la creación de un lugar de entrenamiento que puede ser algo más en el mediano plazo. “Conseguimos un lugar con el “primo” (ex personaje del programa y su hermano en la vida real) en el Barrio Uno de Ezeiza donde vamos a arrancar con el gimnasio de musculación y con el proyecto a futuro de armar una escuela de lucha ahí mismo”, destapó el entrevistado.

A su vez, la empresa Imperio Lucha Libre, de Perú, lo ha contratado en varias ocasiones y quizá tenga una nueva oportunidad de luchar en el corriente año. “Es una gran experiencia porque estás con luchadores conocidos mundialmente. Es seguir aprendiendo”, reconoció Norberto.

Finalmente, su último gran sueño, con 48 años, es poder viajar a México. La tierra de donde nacieron grandes luchadores, uno de los países bastiones de la profesión que eligió como camino de vida. “No me gustaría retirarme de la lucha sin pesar ese suelo”, concluyó el entrevistado.

El hombre al que le costó todo más de la cuenta, el que siempre va a ser el vecino de Villa Lugano, el que abre su peluquería y tiene a su padre que lo acompaña durante el día, el que fue y sigue siendo el ídolo de grandes y chicos. Norberto. Vicente. El tipo que con plata o sin plata va a seguir siendo igual. El verdadero campeón del pueblo.

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