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Por MÓNICA CARUSO
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La reseña biográfica de hoy es sobre Giuseppe Ungaretti (Alejandría, Egipto, 10 de febrero de 1888-Milán, 1 de junio de 1970) fue un poeta italiano, habitualmente situado en el grupo de los herméticos.
Los primeros años
Giuseppe Ungaretti nació en Alejandría en Egipto, en el suburbio de Moharrem Bek, el 8 de febrero de 1888 de padres italianos de la provincia de Lucca.
Su padre Antonio (1842-1890) era un trabajador, empleado en la excavación del Canal de Suez, que murió dos años después del nacimiento del futuro poeta debido a la hidropesía, enfermedad que contrajo durante los años de agotador trabajo.
La madre, María Lunardini (1850-1926), dirigía una panadería propia, con la que pudo garantizar los estudios a su hijo, quien así pudo matricularse en una de las escuelas más prestigiosas de Alejandría en Egipto, la École Suisse Jacot.
A la figura materna le dedicará el poema La madre, escrito en 1930, cuatro años después de su muerte. El amor por la poesía surgió en él durante este período escolar, intensificándose gracias a las amistades que hizo en la ciudad egipcia, tan rica en tradiciones antiguas como en nuevos estímulos, derivados de la presencia de personas de muchos países del mundo.
El propio Ungaretti tenía una enfermera de Sudán, una criada croata y una cuidadora argentina. En los últimos años, a través de la revista Mercure de France, el joven se acercó a la literatura francesa y, gracias a la suscripción a La Voce, también a la literatura italiana.
Así comienza a leer, entre otros, las obras de Arthur Rimbaud, Stéphane Mallarmé, Giacomo Leopardi, Friedrich Nietzsche y Charles Baudelaire, este último gracias a su amigo Mohammed Sceab. También mantuvo un intercambio de cartas con Giuseppe Prezzolini.
En 1906 conoció a Enrico Pea, que había emigrado recientemente a Egipto desde Versilia y era importador de mármoles desde su tierra toscana, con quien compartió la experiencia de la «Baracca Rossa», un almacén de madera y mármol pintado de rojo, lugar de encuentro de socialistas y anarquistas
Comenzó a trabajar como corresponsal comercial, durante algún tiempo, pero hizo algunas malas inversiones. Luego se trasladó a París para realizar estudios universitarios, pero toda su vida conservó el recuerdo, interiorizado como metafísico, del desierto vecino de Alejandría y del mar.
La estancia en Francia
En 1912, después de un breve período en El Cairo, abandonó Egipto y se fue a Francia.
En el camino vio por primera vez Italia y el paisaje montañoso de la provincia de Lucca de donde era originaria su familia, que le impactó considerablemente en contraste con la planitud de Egipto.
En París, asistió durante dos años a las conferencias del filósofo Henri Bergson, el filólogo Joseph Bédier y Fortunat Strowski, en la Sorbona (presentando una ponencia sobre Maurice de Guérin con Strowski) y otros en el Collège de France.
Habiendo entrado en contacto con el entorno artístico internacional, propio de la ciudad en esa época, conoció a Guillaume Apollinaire, con quien entabló una sólida amistad, Papini, Ardengo Soffici, Aldo Palazzeschi, Picasso, y Georges Braque Chiricoy Modigliani.
Invitado por Papini, Soffici y Palazzeschi, pronto comenzó a colaborar con la revista Lacerba (entre febrero y mayo de 1915 se publicaron 16 de sus composiciones en esta revista, en la que está presente la influencia del futurismo y algunos versos recuerdan directamente a Palazzeschi).
En 1913 muere su amigo de la infancia Moammed Sceab, suicidándose en la habitación del hotel en la rue des Carmes, que compartía con Ungaretti. En 1916, le dedicó el poema In memoria. En Francia, Ungaretti filtró sus experiencias anteriores, perfeccionando sus conocimientos literarios y su estilo poético.
Participación en la Primera Guerra Mundial
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial en 1914, Ungaretti volvió a Italia, participó activamente en la campaña intervencionista y se enroló voluntario por compartir el destino de sus contemporáneos, incorporándose posteriormente al 19º Regimiento de Infantería de la Brigada «Brescia», cuando, el 24 de mayo de 1915, Italia entró en guerra.
Después de las batallas en el Karst (Carso), comenzó a llevar un cuaderno de poemas, que luego fueron recopilados por su amigo Ettore Serra (un joven oficial) e impresos, en 80 copias, en una imprenta en Udine en 1916, con el título Il porto sepolto.
En ese momento también colaboró con el periódico de las trincheras Semper Avanti.
Pasó poco tiempo en Nápoles, en 1916 (Así lo atestiguan algunos de sus poemas, por ejemplo, Navidad: «No quiero / sumergirme / en una bola de calles …») El 26 de enero de 1917, en Santa María la Longa, en la provincia de Udine, escribió el conocido poema Mattina.
En la primavera de 1918, el regimiento al que pertenecía Ungaretti fue a combatir en Francia, en la zona de la Champaña, con el II Cuerpo de Ejército Italiano del general Alberico Albricci.
A partir de julio de 1918 escribe Soldati, compuesto en el bosque de Courton. A su regreso a París, el 9 de noviembre de 1918, en su ático parisino, encontró el cuerpo sin vida de su amigo Apollinaire, afectado por la pandemia de gripe española.
La colección de poesías El puerto sepultado, tiene un título que hace referencia al antiguo puerto sepultado de Alejandría, que había sido descubierto recientemente con la colaboración de dos ingenieros franceses, los hermanos Thuile, amigos del poeta, que vivian en una casa muy aislada frente al mar en el acantilado del Mex, con una gran biblioteca a disposición de Ungaretti. El libro refleja sus experiencias en la guerra, en la que se ha encontrado con la humanidad más pobre, la del dolor cotidiano.
Tras la guerra
Después de la guerra, Ungaretti permaneció en la capital francesa, primero como corresponsal del periódico Il Popolo d’Italia, dirigido por Benito Mussolini, y más tarde como empleado en la oficina de prensa de la embajada italiana.
En 1919, se imprimió en París la colección de versos franceses La guerre – Une poésie, que luego se incluirá en su segunda colección de versos Allegria di naufragi, publicada en Florencia en el mismo año, en la que muestra una poesía nueva, alejada de la retórica y el barroquismo de Gabriele D’Annunzio.
En 1920, el poeta conoció y se casó con Jeanne Dupoix, con quien tendrá tres hijos: uno nacido y muerto en el verano de 1921, Anna Maria (o Anna-Maria, como solía firmar, con el guion francés) llamada Ninon.
(Roma, 17 de febrero de 1925-Roma, 26 de marzo de 2015) y Antonietto (Marino, 19 de febrero de 1930-San Paolo de Brasil 1939). En 1921 se trasladó con su familia a Marino, en la provincia de Roma, y colaboró con la oficina de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores. La década de 1920 marcó un cambio en la vida privada y cultural del poeta. Se unió al fascismo, firmando el Manifiesto de los intelectuales fascistas en 1925.
Los últimos años
En sus últimos años Giuseppe Ungaretti entabló una relación sentimental con la ítalo-brasileña Bruna Bianco (cincuenta y dos años más joven que él), a quien conoció por casualidad en un hotel de Sao Paulo, donde asistía a una conferencia.
Quedan cuatrocientas cartas de su apasionada historia de amor.
En 1968 Ungaretti alcanzó un éxito especial gracias a la televisión: antes de la emisión del film televisivo La Odisea de Franco Rossi, el poeta leyó algunos pasajes del poema homérico, influyendo en el público gracias a su expresividad como declamador.
También en 1968, por sus ochenta años, Ungaretti fue celebrado en el Campidoglio, en presencia del primer ministro Aldo Moro; con el homenaje de los poetas Montale y Quasimodo.
En 1969, Mondadori inauguró la serie Meridiani con la publicación de su Opera omnia. Ese mismo año, el poeta fundó la asociación Roma y su historia.
En la noche entre el 31 de diciembre de 1969 y el 1 de enero de 1970, Ungaretti escribió su último poema, L’Impietrito e il Velluto, publicado en carpeta litográfica el día del 82 cumpleaños del poeta.
En 1970, un viaje a Nueva York, en Estados Unidos, durante el cual fue galardonado con un prestigioso premio internacional de la Universidad de Oklahoma, debilitó definitivamente su fibra sólida.
Murió en Milán, en la noche del 1 al 2 de junio de 1970, de bronconeumonía. El 4 de junio tuvo lugar su funeral en Roma, en la Basílica de San Lorenzo extramuros, pero no asistió ninguna representación oficial del gobierno italiano.
Está enterrado en el cementerio del Verano, junto a su esposa Jeanne.
Los últimos veinticinco años de su vida representan un examen crítico del pasado y traslucen una fuerte ansia de renovación.
Poesía
En Alegría de náufragos (la alegría de quien evita la muerte) son evidentes las influencias francesas y ciertos ecos crepusculares y futuristas. El valor esencial de la poesía de Ungaretti no debe buscarse sólo en su desarrollo de una nueva métrica y una sintaxis diferente, sino también en la búsqueda de un nuevo valor para la palabra, reduciéndola a sus elementos esenciales.
El poeta destruye el verso, crea nuevos ritmos, buscando la esencia de la palabra aislada. Ungaretti invierte por lo tanto la tendencia de los movimientos poéticos de aquel momento: el lenguaje compuesto de los crepusculares y la abdicación estilística de los futuristas.
El poeta tiende a la palabra desnuda, la palabra pegada a la realidad, con un estilo libre de las incrustaciones literarias e irónicas de los crepusculares y de la semántica aproximada de los futuristas. Si bien de los primeros rechaza la ambigüedad de la palabra, le atrae su concepción de la sintaxis.
De los futuristas descarta la falta de estilo, pero preserva de ellos la pureza de la palabra y una cierta disposición gráfica de los versos. La novedad de Ungaretti radica fundamentalmente en la recuperación del sentido de la palabra.
Pero si bien en Alegría de náufragos el ritmo y la métrica no se adaptan a los esquemas tradicionales, en 1929, antes de la publicación de Sentimiento del tiempo, el poeta apunta ya a un retorno a la tradición italiana, al endecasílabo.
En la obra de Ungaretti están presentes dos constantes: la palabra esencial y la analogía (la relación de comparación entre dos imágenes mediante la simple yuxtaposición, eliminando el nexo comparativo). Ungaretti busca la analogía como sugestión: en Sentimiento del tiempo (1933), Ungaretti se vuelve hacia la tradición métrica y rítmica italiana pero manteniéndose intensamente analógico.
El poeta busca la palabra clara y directa, que haga emerger el sentimiento, tejiendo un discurso que se continúa de poema en poema. El adjetivo se presenta rico de resonancias y la analogía no resta pujanza al discurso. Para Ungaretti, por ejemplo, el Sena es el río de la conciencia del mundo, el Serchio (un río de la Toscana), el de la memoria y el Nilo, el de la formación y la primera intuición de la vida.
Obras
II porto sepolto, Udine, Stabilimento tipografico friulano, dicembre 1916; La Spezia, Stamperia Apuana, 1923. Natale, Napoli, 26 dicembre 1916.
La guerre. Une poésie, Paris, Etablissements lux, 1919.
Allegria di naufragi, Firenze, Vallecchi, 1919.
L’allegria, Milano, Preda, 1931.
Sentimento del Tempo, Firenze, Vallecchi, 1933.
Poesie disperse, Milano, A. Mondadori, 1945. [1915-1927]
La guerra, I edizione italiana, Milano, 1947.
Il dolore. 1937-1946, Milano, A. Mondadori, 1947.
Derniers Jours. 1919, Milano, Garzanti, 1947.
La terra promessa. Frammenti, Milano, A. Mondadori, 1950.
Gridasti soffoco…, Milano, Edizioni Fiumara, 1951.
Un grido e paesaggi, Milano, Schwarz, 1952.
Les cinq livres, texte français établi par l’Auteur et Jean Lescure, Paris, Les éditions de minuit, 1953.
Il taccuino del vecchio, Milano, A. Mondadori, 1960.
Dialogo, con Bruna Bianco, Milano, Fògola, 1968.
Prosa y ensayo
Il povero nella città, Milano, Edizioni della meridiana, 1949.
Il deserto e dopo, Milano, A. Mondadori, 1961.
Saggi e interventi, Milano, A. Mondadori, 1974.
Invenzione della poesia moderna. Lezioni brasiliane di letteratura (1937-1942), a cura di Paola Montefoschi, Napoli, Edizioni scientifiche italiane, 1984.
Cartas
Lettere dal fronte a Gherardo Marone. (1916-1918), Milano, A. Mondadori, , 1978.
Lettere a Soffici, 1917-1930, Firenze, Sansoni, 1981.
Lettere a Enrico Pea, Milano, Libri Scheiwiller, 1983.
Carteggio 1931-1962, con Giuseppe De Robertis, Milano, Il Saggiatore, 1984.
Lettere a Giovanni Papini. 1915-1948, Milano, A. Mondadori, 1988.
Correspondance Jean Paulhan, Giuseppe Ungaretti, 1921-1968, Paris, Gallimard,
L’allegria è il mio elemento. Trecento lettere con Leone Piccioni, Milano, Oscar Mondadori, 2013.
Lettere a Bruna, a cura di Silvio Ramat, Milano, Mondadori, 2017.
Poema
Giuseppe Ungaretti
El ángel del pobre
Ahora que invade las nubladas mentes
más áspera piedad de la sangre y la tierra,
ahora que nos mide a cada pálpito
el silencio de tanta injusta muerte,
ahora que despierta el ángel del pobre,
gentileza del alma, pervivida…
Con el gesto inextinguible de los siglos
baje a la cabecera de su viejo pueblo
en medio de las sombras…
::
Placer
Ardo con la fiebre
de este torrente de luz
Doy la bienvenida a este día como
a dulcificante fruta. Esta noche sentiré
remordimiento como un alarido
perdido en el
desierto
Versión de Rafael Díaz Borbón
::
Fuente: Wikipedia / amediavoz
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