
Un equipo de especialistas de organismo presentó los avances de una investigación que realizan junto a profesionales de Israel, Suecia, Uruguay y Suiza.
En las últimas décadas, los avances en investigación y ciencia permitieron redefinir y obtener nuevos conocimientos respecto al funcionamiento del organismo humano, en particular de los sistemas que lo constituyen.
En este contexto, se destacan los trabajos conjuntos entre profesionales de diversas regiones del mundo los cuales dieron lugar a trabajos y proyectos que de alguna manera revolucionan el campo científico.
En ese sentido y vinculado con la información a la que pudo acceder Diario NCO, un equipo de científicos/as del CONICET lidera un estudio que arroja luz sobre el origen de la reproducción sexual.
Implicancias de la investigación
En cuanto al alcance del estudio, el documento consultado precisó: «Una investigación liderada por especialistas del CONICET y colegas de Israel, Suecia, Uruguay y Suiza sugiere que el fusógeno, una proteína que ayuda a que el espermatozoide y el óvulo se fusionen en la reproducción sexual, habría evolucionado».
En relación a la evolución de la proteína mencionada, desde el instituto científico de la Argentina comentaron que dicho proceso se dio «a partir de una proteína de arqueobacterias, organismos parecidos a las bacterias que existen en el planeta desde hace más de tres mil millones de años».
“Del fusógeno que identificamos en arqueobacterias habrían surgido también las proteínas que hoy garantizan la reproducción sexual en plantas, animales invertebrados y protozoarios”, explicó uno de los directores del estudio e investigador del CONICET, Pablo Aguilar en el reporte difundido.
La investigación destacó: «Mediante la combinación de distintas disciplinas como biología computacional, cristalografía de rayos X, biología celular e inteligencia artificial, los autores reportaron que fusógenos de la reproducción de plantas, parásitos y otros organismos son de estructura similar a Fusexin1, un fusógeno identificado en arqueobacterias».
Antecedentes y próximos pasos
Por otra parte, cabe mencionar que hace poco más de cuatro años Aguilar también lideró un estudio el cual, de acuerdo el CONICET, demostró que «la proteína HAP2/GCS1 era el fusógeno que posibilita la reproducción de plantas, amebas y animales no vertebrados».
Al respecto, el especialista precisó en el informe consultado por este medio: «Descubrimos la proteína es idéntica a proteínas de fusión de algunos virus como el del dengue y el de la rubeola que las usan para invadir células y comenzar el proceso infeccioso. Esto quiere decir pertenecen a una misma familia».
«A partir de los resultados del nuevo trabajo, postulamos la posibilidad de que el fusógeno de las arqueobacterias, Fusexin1, sea la molécula ancestral de la que derivan los fusógenos virales, vegetales y animales. Futuros estudios tendrán que desafiar esta hipótesis», explicó y subrayó el investigador.
En línea con lo expuesto, el trabajo reportó: «Los genes de las fusexinas de arqueobacterias forman parte de fragmentos de ADN que podrían ser móviles, es decir que “viajan” entre células».
En ese sentido, Aguilar remarcó en la investigación que «el estudio del papel de las fusexinas en arqueobacterias podría revelar nuevos mecanismos de transferencia de genes entre células procariotas».
«Estudiar al conjunto de las fusexinas, su historia evolutiva y sus mecanismos de acción puede sentar bases para mejorar la reproducción de organismos, explorar el desarrollo de tejidos con aplicaciones terapéuticas, y también crear novedosas estrategias antivirales”, finalizó el investigador del CONICET en el reporte.
Fuente fotografía: universidadeshoy.com.ar y conicet.gov.ar
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