
Especialistas del CONICET realizan diversos aportes para prevenir infecciones, tratar a los pacientes y erradicar el vector de esta dolencia endémica en la región.
El denominado «mal de Chagas» consiste en una enfermedad, potencialmente mortal, provocada por el microorganismo Trypanosomacruzi, que se transmite al ser humano a través de insectos conocidos en Argentina como vinchucas, transfusiones sanguíneas, trasplantes de órganos, consumo de alimentos contaminados o durante la gestación y el trabajo de parto.
Hasta hace poco, la enfermedad de Chagas era considerada un problema de salud estrictamente latinoamericano, ya que se vinculaba directamente con la distribución y densidad de varias especies de triatominos (vinchucas) en las llamadas zonas endémicas.
Actualmente, las migraciones humanas han transportado el T. cruzi hacia regiones no endémicas, lo que ha transformado el perfil de la problemática -ahora urbana y global, además de rural y latinoamericana.
En ese sentido y en vinculación con la información a la que tuvo la oportunidad de acceder Diario NCO, un grupo de especialistas del CONICET elaboraron un informe para dar cuenta de los diversos aportes que realizan para prevenir infecciones.
Contexto de la afección
De acuerdo al estudio difundido, «se estima que entre 6 y 7 millones de personas se encuentran infectadas en el mundo. Debido a su carácter silencioso, menos del 10 por ciento de los infectados con T. cruzi recibe anualmente un diagnóstico oportuno y el tratamiento correspondiente».
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a largo plazo, «hasta un 30 por ciento de los enfermos crónicos desarrolla alteraciones cardíacas y hasta un 10 por ciento sufre alteraciones digestivas, neurológicas o una combinación de ellas».
Análisis del tema
Al respecto, la investigadora del CONICET en el Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunología (CIBICI, CONICET-UNC),
María del Pilar Aoki, subrayó en el escrito: “Hay evidencias de que el tratamiento actual no es efectivo cuando está establecida la lesión cardíaca».
«Además, es muy largo, requiere altas dosis y frecuentemente genera efectos adversos”. El grupo que dirige, en colaboración con otros institutos del CONICET, estudia posibles estrategias terapéuticas para la etapa crónica, anterior al establecimiento de la cardiomiopatía, basadas en sistemas portadores que permitan aumentar la eficacia del tratamiento y disminuir la dosis y la frecuencia de la administración», comentó.
En esa línea, recientemente Aoki y su equipo obtuvieron un importante subsidio internacional para realizar un estudio pionero sobre las respuestas del tejido cardíaco a la infección con T. cruzi. “En trabajos previos, demostramos que los cardiomiocitos (células del músculo cardíaco) participan activamente en la respuesta inmunológica al parásito», señaló la investigadora.
Asimismo, la profesional indicó en el escrito que «nuestro sistema inmune es responsable de defendernos, pero también de producir inflamación crónica en las enfermedades cardiovasculares. Como el tejido cardíaco tiene una importante función fisiológica, por distintos mecanismos desactiva a las células de la defensa permitiendo al parásito alojarse por años en el corazón, y favoreciendo la inflamación».
Las vinchucas y los insecticidas, abordaje
En relación a lo desarrollado el estudio publicado indicó: «Debido a la ausencia de una vacuna y de un tratamiento eficaz para las formas crónicas de la enfermedad de Chagas, el control químico de los vectores es la principal herramienta para reducir su incidencia. Este método, basado en el rociado de las viviendas y construcciones aledañas con formulaciones insecticidas, ha logrado interrumpir la transmisión vectorial del T. cruzi en muchos países de Latinoamérica».
Sin embargo, la investigación advirtió que «el uso indiscriminado de insecticidas ha propiciado el surgimiento y propagación de poblaciones resistentes en distintas especies de insectos vectores de relevancia sanitaria».
Salud, ambiente y sociedad
De acuerdo al documento publicado, «El abordaje de una problemática multidimensional como el Chagas no puede ser exclusivamente entomológico o médico. Para quienes participan en proyectos de visibilización comunitaria de la enfermedad como “De qué hablamos cuando hablamos de Chagas?” la respuesta debe gestarse en un contexto social y sanitario más amplio, que implique a los distintos niveles de gobierno y a otros actores sociales interesados».
En ese aspecto, desde el CONICET destacaron la importancia de las acciones educativas como parte integral de las estrategias de prevención y así junto con el equipo de GeoVin, los y las profesionales están armando un catálogo o cartilla con información de distintas especies de triatominos de Argentina, para ser usado por los agentes sanitarios de campo y por escuelas».
«Por otro lado, desde la UnOVE (CeNDIE, ANLIS-Malbrán) desarrollamos capacitaciones periódicas de actualización sobre identificación de especies de triatominos, diagnóstico de la infección con T. cruzi, resistencia a insecticidas y vigilancia entomológica. Están pensadas para constituirse en un espacio de intercambio de conocimientos y experiencias sobre las realidades locales de todo el país”, concluyeron desde el organismo.
Fuente fotografía: conicet.gov.ar
Te pueden interesar:
https://www.instagram.com/diarioncomatanza
https://facebook.com/diarionco
Un comentario