Número de edición 8323
Derechos HumanosLa Matanza

Ramos Mejía: Recordaron a Lucina Álvarez, escritora matancera desaparecida

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Lucina Álvarez. Familiares, docentes y militantes colocaron una placa conmemorativa en la Escuela Estética que lleva su nombre y que es parte del legado que la poeta y maestra dejó. Participaron del encuentro concejales oficialistas y miembros de organismos de Derechos Humanos, entre otros.

Por: Valeria Virginia Villanueva

villanueva.valeriavirginia@gmail.com

“Lucina Álvarez era poeta, escritora, fue una militante popular y una docente que amaba lo que hacía”, recordaron sus familiares, conocidos y militantes a más de 40 años de su desaparición en manos de un grupo de tareas de la última dictadura militar.

En el marco del 40° aniversario de la Noche de los Lápices, la autora fue homenajeada con música, danza y pintura en vivo, además de la colocación de una baldosa con su nombre en la Escuela Estética Lucina Álvarez de Ramos Mejía, bautizada así hace años en honor a su profesora y mentora.

De hecho, entre los familiares presentes, la ahijada leyó durante el acto una de las cartas donde Lucina le contaba a su hermana acerca del proyecto que ella había propuesto de convertir el establecimiento en la que daba clases, cerca de su casa, en una escuela estética.

De la jornada participaron docentes y directivos de la institución, los concejales Adrián Pagani, Ricardo Rolleri y Miguel Bampini; el director municipal de Derechos Humanos, Miguel Rocha; el secretario general de la CTA La Matanza Paulino Guarido y Juan Carlos Loza de la APDH local, entre otros.

También estuvieron presentes miembros de HIJOS La Matanza, entre ellos Lily Galeano, quien habló con NCO acerca de la lucha permanente que sostienen los organismos de Derechos Humanos por la recuperación de las historias y las causas de los 30.000 desaparecidos.

La búsqueda de la identidad no se detiene

“Creemos que siempre debemos levantar esas banderas -manifestó Lily en referencia a la defensa de la identidad-. Nosotros como hijos nos enamoramos de cada historia, estamos en una constante búsqueda de saber qué fue de esos compañeros y de sus sueños, de fotos, de tesoros guardados, de sus familias”.

La militante, que hace sólo 2 años que encontró el lugar donde estuvo su padre desaparecido, reconoció que gran parte de la sociedad desconoce su “camino de búsqueda y dolor, en habeas corpus, en comisarías, en hospitales, psiquiátricos, en cárceles, en iglesias”.

En ese sentido, asumió que “somos guardianes de esas historias, no debemos tener carpetas con fotos guardados en un placard, no nos pertenecen a nosotros solos sino al pueblo, y es un deber nuestro contar esa historia, de trabajadores y  jóvenes”.

La desaparición de Lucina

Según cuentan sus allegados, el 7 de mayo de 1977 Lucina Álvarez desapareció, cuando la estaban esperando en la escuela para realizar una muestra artística con los alumnos.

Ella fue secuestrada por un “grupo de tareas” de la dictadura cívico militar junto a su esposo Oscar Barros, quien era editor de la revista “Barrilete” -donde ella escribía-, fundada por un grupo de poetas entre los que se encontraba Roberto Santoro, secuestrado y desaparecido un año después.

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