Estimados lectores:
Otro lunes inexorablemente a través de NCO compartiendo literatura.
El escritor que hoy voy a homenajear es Francisco Luis Bernárdez quién nació en Buenos Aires el 5 de octubre de 1900.
Por: Mónica Caruso.
E-mail: monicaacaruso@hotmail.com
Inició su carrera literaria en España y Portugal.
En sus primeros libros se nota una marcada influencia de los poetas modernistas. Cuando volvió de España, se unió al grupo de Florida, también llamado grupo Martín Fierro, durante la década de 1920 y 1930.
En 1925, entabla amistad con Jorge Luis Borges.
Bernárdez participó de la segunda época de la revista Proa en las Letras y en las Artes, integrada por Ricardo Güiraldes, Alfredo Brandán Caraffa, Pablo Rojas Paz y el propio Borges.
Luego, trabajó en el diario La Nación.
En 1937, fue nombrado secretario público de la Biblioteca Municipal «Miguel Cané»
Entre 1944 y 1950, Bernárdez fue director general de Bibliotecas Públicas.
Bernárdez es uno de los muy escasos poetas argentinos que asumió el catolicismo en su creación.
Se caracterizó por sus poemas de extenso metro (fue creador de un verso de 22 sílabas)
Falleció el 24 de octubre de 1978 en Buenos Aires.
Sus obras:
Orto (1922), Bazar (1922) y Kindergarten (1924), siguiendo los principios del ultraísmo. Junto con Alcándara (1935), El buque (1935), Cielo de tierra (1937), La ciudad sin Laura (1938), Poemas elementales (1942), Poemas de carne y hueso (1943), El ruiseñor (1945), Las estrellas (1947), El ángel de la guarda (1949), Poemas nacionales (1950), La flor (1951), Tres poemas católicos (1959), Poemas de cada día (1963) La copa de agua (1963).
Si para recobrar lo recobrado (Soneto)
Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,
Si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
Estar enamorado
Estar enamorado, amigos, es encontrar el nombre de la vida.
Es dar al fin con la palabra que para hacer frente a la muerte se precisa.
Es recobrar la llave oculta que abre la cárcel en que el alma está cautiva.
Es levantarse de la tierra con una fuerza que reclama desde arriba.
Es respirar el ancho viento que por encima de la carne se respira.
Es contemplar desde la cumbre de la persona la razón de las heridas.
Es advertir en unos ojos una mirada verdadera que nos mira.
Es escuchar en una boca la propia voz profundamente repetida.
Es sorprender en unas manos ese calor de la perfecta compañía.
Es sospechar que, para siempre, la soledad de nuestra sombra está vencida.
Estar enamorado amigos, es descubrir dónde se juntan cuerpo y alma.
Es percibir en el desierto la cristalina voz de un río que nos llama.
Es ver el mar desde la torre donde ha quedado prisionera nuestra infancia.
Es apoyar los ojos tristes en un paisaje de cigüeñas y campanas.
Es ocupar un territorio donde conviven los perfumes y las armas.
Es dar la ley a cada rosa y al mismo tiempo recibirla de su espada.
Es confundir el sentimiento con una hoguera que del pecho se levanta.
Es gobernar la luz del fuego y al mismo tiempo ser esclavo de la llama.
Es entender la pensativa conversación del corazón y la distancia.
Es encontrar el derrotero que lleva al reino de la música sin tasa.
Estar enamorado, amigos, es adueñarse de las noches y los días.
Es olvidar entre los dedos emocionados la cabeza distraída.
Es recordar a Garcilaso cuando se siente la canción de una herrería.
Es ir leyendo lo que escriben en el espacio las primeras golondrinas.
Es ver la estrella de la tarde por la ventana de una casa campesina.
Es contemplar un tren que pasa por la montaña con las luces encendidas.
Es comprender perfectamente que no hay fronteras entre el sueño y la vigilia.
Es ignorar en qué consiste la diferencia entre la pena y la alegría.
Es escuchar a medianoche la vagabunda confesión de la llovizna.
Es divisar en las tinieblas del corazón una pequeña lucecita.
Estar enamorado, amigos, es padecer espacio y tiempo con dulzura.
Es despertarse una mañana con el secreto de las flores y las frutas.
Es libertarse de sí mismo y estar unido con las otras criaturas.
Es no saber si son ajenas o son propias las lejanas amarguras.
Es remontar hasta la fuente las aguas turbias del torrente de la angustia.
Es compartir la luz del mundo y al mismo tiempo compartir su noche oscura.
Es asombrarse y alegrarse de que la luna todavía sea luna.
Es comprobar en cuerpo y alma que la tarea de ser hombre es menos dura.
Es empezar a decir siempre, y en adelante no volver a decir nunca.
Y es, además, amigos míos, estar seguro de tener las manos puras.
Bellos sonetos para deleitar el lunes!
Todos aquellos interesados en publicar material de su autoría en la Revista Literaria “Los Palabristas De Hoy Y De Siempre” Deben enviar sus escritos como adjunto en Word a la dirección electrónica siguiente: E-mail: monicaacaruso@hotmail.com
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Que tengan una excelente semana. Hasta el próximo lunes.