Como todos los días, se sentó en el sillón del living y concentró su energía mental en él. Era la hora del crepúsculo, su hora favorita, cuando retornaba a casa después del trabajo. El momento en que esa ausencia que la angustiaba se transformaba en presencia, y la vida se tornaba un poco más llevadera. Sorbió de la copa de vino; bebía mucho desde entonces, desde aquella madrugada fatal.
Ahora, lo veía frente a ella. Se puso de pie y caminó hacia él, envolviéndolo luego en un abrazo cálido que pretendía ser eterno.
Es una suerte que estuviera sola; de lo contrario, ¿qué pensaría la gente al verla abrazar el aire?
El autor: Luciano Doti (Buenos Aires, 1977) Criado y residente en Lomas del Mirador. Ha publicado cuentos, microficciones y poemas en varias revistas como Qu, NM y miNatura, y en antologías de De los Cuatro Vientos, Dunken, Desde la Gente y Ediciones Irreverentes. Obtuvo los premios Sexto Continente de Relato 2011, Microrrelato de Miedo 2013 y 2° Premio de Microcuento – Mis Escritos 2014.
Microficción seleccionada por el propio autor. Twitter: @Luciano_Doti.
Reblogueó esto en Páginas para mí.