Número de edición 8322
Cultura

John Roderigo Dos Passos: Los Palabristas de hoy y de siempre

John Roderigo Dos Passos: Los Palabristas de hoy y de siempre

Estimados lectores;

Gracias por acompañarnos nuevamente con su lectura a través de NCO desde un sector de Los Palabristas de hoy y de siempre. Revista literaria que funde y dirijo desde el año 2001. La reseña biográfica de la semana es sobre John Roderigo Dos Passos (ChicagoIllinois14 de enero de 1896 – BaltimoreMaryland28 de septiembre de 1970) fue un novelista y periodista estadounidense.

 

Por: Mónica Caruso.  Tapiales

E-mail: carussomonica@gmail.com

 

Viajero, intelectual y artista culto de ideología independiente cercana al socialismo, está considerado como uno de los miembros esenciales de la perdida norteamericana. Cultivó una profunda amistad con E. E. CummingsScott  Fitzgerald y Ernest Hemingway entre otros muchos contemporáneos de los que dejó agudos retratos en su autobiografía Años inolvidables.

Nacido en una familia descendiente de portugueses, su abuelo era un comerciante de la isla de Madeira. Hijo natural del segundo matrimonio de un jurista y político republicano, amigo de Mark Twain y Edison, siempre consideró a su padre, con quien mantuvo una estrecha relación, su primer y más incansable maestro. En su juventud viajó, junto a sus padres, por México y algunos países de Europa (en especial PortugalBélgica, el Reino Unido y España). En 1916 se graduó en Artes por la Universidad de Harvard.

Con 18 años se unió al cuerpo de voluntarios de Richard Norton (sección 60) en su servicio de ambulancias para la Primera Guerra Mundial y al entrar Estados Unidos en la contienda se integró en el cuerpo de la Cruz Roja siendo destinado a Italia.

Es durante la guerra cuando comienza a escribir una novela en conjunto con otros dos compañeros, proyecto que no llegó a culminarse. No obstante, publicaría en 1919 una novela de corte autobiográfico, La iniciación de un hombre.

Tras la guerra, volvió a viajar por España (de ese periodo es su libro de retratos Rocinante vuelve al camino) y vivió en París durante varias temporadas.
En la capital francesa entró en contacto con las corrientes innovadoras en todos los frentes artísticos, llegó a participar como pintor de decorados en los ballets rusos.

Tras su regreso a Nueva York consideró la posibilidad de dedicarse al teatro como dramaturgo y director, pero en 1921 se embarcó de nuevo hacia Europa dispuesto a llegar hasta Persia, inició la travesía en el Orient Express y vivió un viaje alucinante hasta Bagdad y Damasco que incluyó una travesía por el desierto en una caravana de camellos.

En 1929, conoció en el círculo familiar de Hemingway a Katherine Smith, con la que se casó en agosto de 1929. Juntos iniciaron un largo viaje hacia la vieja Europa, donde vivían, trabajaban o pasaban temporadas muchos de sus mejores amigos (los Fitzgerald y los Hemingway entre ellos, además de los aristocráticos Gerald y Sara Murphy o intelectuales como Blaise Cendrars o Dorothy Parker).

De regreso en Estados Unidos, sin sufrir los reveses de la Gran Depresión que marcaría a toda una generación artística, Dos Passos y Kate alternaron residencia entre Nueva York y Key West, donde solían coincidir los inviernos con la familia Hemingway.

En 1937 volvió de nuevo a España para colaborar con Hemingway en el guion del documental La tierra española, ​ pero al conocer la desaparición de su amigo y traductor de su obra José Robles Pazos, se presume que a manos de los servicios secretos soviéticos, rompió de forma definitiva con la ideología comunista. En ese viaje se produjo su alejamiento de Hemingway, por la escasa sensibilidad del escritor ante el sufrimiento humano (tal y como recuerda Dos Passos en su obra Años inolvidables).

En su recopilación de artículos Viajes de entreguerras, ​ Dos Passos cierra sus amargas y lúcidas reflexiones con estas palabras: «¿Cómo pueden ganar?, pensaba yo. ¿Cómo puede el nuevo mundo, lleno de confusión y desencuentros e ilusiones y deslumbrado por el espejismo de las frases idealistas, derrotar a la férrea combinación de hombres acostumbrados a mandar, a quienes une sólo una idea: aferrarse a lo que tienen?».

Obra

Dos Passos ha historiado la realidad social norteamericana. Su particular estilo, con cuadros y referencias al parecer inconexas, trascienden la personalidad de la época para rozar la inmortalidad de algunos textos literarios. Gran parte de la crítica, con su estilo dogmático e incontestable, juzga sus últimos años de vida como los de un hombre «decepcionado, conservador nacionalista, nostálgico del pasado mítico de Estados Unidos».


Novelas

La iniciación de un hombre (1919)

Tres soldados (1922)

Rocinante vuelve al camino (1923)

Manhattan Transfer (1925)

La primera catástrofe (1919–1932)

U.S.A. (trilogía)

El paralelo 42 (1930)

1919 (1932)

El gran dinero (1936)

Aventuras de un joven (1939)

Número uno (1943)

El gran destino (1949)

Distrito de Columbia (1952)

Mediados de siglo (1961)


Teatro

Garbage Man (1926)

Airway Inc. (1928)


Memorias

Años inolvidables (1966)

Fuente Wikipedia / disonancias-zapata

 

Fragmento

Manhattan Transfer

(John Roderigo Dos Passos)

» La primera cosa que oyeron fue el trémulo silbido de un vagoncito que humeaba al borde de la acera, frente a la entrada del ferry. Un chico se apartó del grupo de emigrantes que vagaba por el embarcadero y corrió el vagoncito.
– Es como una máquina de vapor y está llena de tornillos y tuercas -gritó al volverse.
– Padriac, vuelve aquí.
– Y aquí está la estación del elevado, South Ferry -continuó Tim Halloran, que había venido a buscarles-. Allá arriba está Battery Park y Bowling Street y Wall Street, el distrito bancario… Vamos, Padraic, el tío Timothy te va a llevar en el elevado de la Novena Avenida.
Quedaban sólo tres personas en el embarcadero, una vieja con un pañuelo azul a la cabeza, y una joven con un chal color magenta, en pie las dos, una a cada lado de un gran abúl claveteado con tachuelas de latón. Y un viejo con una perilla verdosa y una cara toda rayada y retorcida como la raíz de un roble muerto. La vieja gemía con lágrimas en los ojos: «Dove andiamo, Madonna mía, Madonna Mía!» La joven desdoblaba una carta y parpadeaba ante la floreada escritura. De repente se acercó al viejo: «Non posso leggere», y le alargó la carta. Él se restregó las manos, balanceó la cabeza y dijo algo que ella no pudo entender. La joven se encogió de hombros, sonrió y volvió a su baúl. Un siciliano con patillas hablaba con la vieja. Cogió el baúl con la cuerda y lo arrastró a un carro con un caballo blanco, que estaba parado en la acera de enfrente. Las dos mujeres siguieron al baúl. El siciliano tendió la mano a la joven. La vieja, sin dejar de murmurar y lloriquear, se subió trabajosamente a la trasera. Cuando el siciliano se inclinó para leer la carta, rozó a la joven con el hombro. Ella se puso tensa. «Awright», dijo. Luego, sacudiendo las riendas sobre la grupa del caballo, se volvió a la vieja y gritó:

«Cinque le due… Awright». »

 

Queridos lectores espero que les haya gustado este pequeño vuelo literario.

Aquellos interesados en publicar material de su autoría en Los Palabristas de hoy y de siempre, deben enviar sus escritos como adjunto en Word a la dirección electrónica siguiente: carussomonica@gmail.com

Letra Arial 12. Título de la obra, nombre apellido o seudónimo.

Facebook: Revista literaria Los Palabristas de hoy y de siempre

Que tengan un excelente inicio de semana. Hasta el próximo lunes.

 

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