Feria del Libro Independiente. Cientos de personas entre puesteros y visitantes participaron de la feria gratuita. Fue el domingo pasado, esta vez, en Castelar.
Sus gestores remarcan la necesidad de la organización colectiva y la emancipación cultural, más aun en el contexto actual.
Por Valeria Virginia Villanueva
villanueva.valeriavirginia@gmail.com
La Feria del Libro Independiente y Autogestiva (Flia) está cumpliendo una década desde la primera vez que algunos escritores bonaerenses decidieron juntarse para poder difundir su obra sin necesidad de someterse a las condiciones de las grandes editoriales para publicar.
De aquel mayo del 2006 cuando nació en la ciudad de Buenos Aires a hoy, la expansión ha sido no sólo en cantidad sino en variedad y calidad: hay ediciones de la Flia en todas las provincias argentinas así como en capitales de Uruguay, Perú, Ecuador, Venezuela, México y más países latinoamericanos, y en cada una de ellas, decenas de autores venden su propia literatura pero también se suman artistas y artesanos con sus propias producciones independientes.
El domingo pasado fue la ocasión para que vuelva a realizarse en el oeste, esta vez en la plaza Cumelén de Castelar, más conocida en la zona como “del Vagón”. Desde poco después del mediodía se fueron armando un puesto tras otro, con libros, cds, ropa, comida casera, juegos, parches, artesanías de todo tipo, formando caminos entre los que los visitantes se iban sumergiendo y encontrándose entre sí. Al mismo tiempo, se hicieron talleres de encuadernación, de dibujo y demás lenguajes artísticos, además de bandas y actores que se presentaron en vivo
Cultura para luchar
Precisamente lo que más se remarca allí es el espíritu de encuentro e intercambio es el que mueve a este espacio. Lo colectivo y multifacético es lo primero que resaltó, en diálogo con el Diario NCO, el escritor Xuan Pablo González, quien fue uno de los precursores de la Flia. “Hemos crecido mucho internamente en los distintos grupos y ha sido sorpresivo para todos –confiesa-. No lo esperábamos, el contagio que tuvo la movida y como se expandió en distintos pueblos del país y de Latinoamérica”.
Lo segundo en lo que hizo hincapié Xuan, autor de ensayos, antologías poéticas y literatura histórica de enfoque latinoamericano, es en el rol social de la feria ya que “más allá de llevar arte, cultura, libros, haya servido también para apoyar luchas populares”.
Con esto, lo que demuestran es que están lejos de “la clásica figura del artista o escritor como ser aislado de las problemáticas sociales”, en palabras del escritor, y respecto del apoyo a las luchas sociales detallo que “ha habido un aprendizaje muy grande, en particular con fábricas recuperadas: la feria fue muy importante por ejemplo para que no desalojaran el Impa” (Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentina, una fábrica metalúrgica argentina que ha sido recuperada por sus trabajadores y que funciona hoy como Centro Cultural).
“Se da una interacción que nos beneficia y nos enriquecemos entre todos” -aseguró el escritor de Merlo Javier Mascaró, fundador junto a otros dos colegas de la versión de la Flia Oeste. La última que se llevó a cabo fue la numero 16 en la zona, en 5 años de haberse realizado en centros culturales y espacios públicos de Ramos Mejía, Morón, Ituzaingó y Merlo, entre otros puntos importantes del oeste del conurbano en donde no ha parado de crecer.
Cultura para ser libre
Acerca del carácter crítico e independiente de la feria, Javier concluyó que “es un espacio de resistencia” y que el crecimiento en convocatoria no sólo beneficia en cuanto a la organización, que es totalmente abierta y asamblearia, sino también los protege de posibles problemas con las autoridades, que los han tenido cuando recién empezaban. “A veces estamos con un temor de estar en un espacio público, pero hay que estar organizado y precavido. La herramienta más grande es la cantidad de gente, si somos muchos no se arriesgan a reprimir un evento cultural”.
“Vengo de un viaje por Latinoamérica y la situación es la de un continente y un mundo que se está derechizando”, señaló Xuan y, si bien dejó en claro que entre los participantes de la Flia hay “multiplicidad de voces, algunos con conciencia más política, otros más independientes”, reconoció que “lo que nos dice la situación regional y mundial es que tenemos que estar más activos que nunca”.
“Estamos en un nivel de emergencia en todos los niveles –observó el escritor acerca del control social que ejercen los grandes poderes económicos y agrega- aprendimos un montón de cosas pero seguimos luchando” porque “la emancipación es una deuda pendiente”.
Y finaliza: “Por más que estemos por festejar los 200 años, no somos ni un país ni emancipado, ni independiente. Latinoamérica nunca lo fue. Necesitamos una emancipación cultural sobre todo, que es lo que aporta la Flia”.
